Deje a sus hijos ser
Había un padre que estaba
muy preocupado por el futuro de su hijo.
Quería que él fuera ético, serio y responsable.
El niño no podía cometer errores ni excesos.
No podía jugar, ensuciarse ni hacer travesuras como todos los niños.
Cada falla, mala calificación
o actitud insensible del niño era criticada inmediatamente por el padre.
Comparaba su comportamiento con el de otros niños,
lo que hacía que el hijo
se sintiera el más despreciable de los seres.
Hasta llegó a pensar en renunciar a la vida porque sus padres no lo amaban.
¿El resultado?
El hijo creció y se volvió un buen hombre.
Cometía pocos errores, era serio y ético, pero infeliz, tímido y frágil.
Había un abismo entre él y sus padres.
¿Por qué? Era una familia modelo, pero triste y sin sabor.
El hijo no solo se volvió tímido, sino también frustrado.
Tenía miedo de cometer errores, así que enterró sus sueños
porque no quería correr ningún riesgo.
No critique en exceso. No compare a su hijo con sus amiguitos.
Cada niño es un ser único en el teatro de la vida.
La comparación sólo es educacional cuando es estimulante
y no despreciativa.
De a sus hijos la libertad de tener sus propias experiencias,
aun si esto incluye ciertos riesgos,
fracasos, actitudes tontas y sufrimiento.
De otra forma, no encontrarán su propio camino.
Autor: Augusto Cury