A veces cuando me detengo en sus letras parejas
cada una su propio aliento, en ellas me deleito
unas de pasión, de amores traviesos y encendidos
como luces reflectantes en los espejos del tiempo.
En otras, corro por los jardines entre sus pétalos de colores
donde pintan con elegancia muchas azucenas enamorads
sin lágrimas sobre sus empinadas estancias diferenciadas
me surten de néctar, de savia, una a una en su propia labia.
Tomo entonces su tiempo, lo hago mío, lo disfrto, lo vivo, lo río
a veces hasta de un torrente frío o suspiros tristes me he doloido
sabiendo que sanan sus almas al ser volcadas por los espacios libres
caben dentro del espejo multitudinario de los rectos misterios.
Cuando sus voces se hacen trizas y, salllan con lámparas apagadas
muchos caminos cerrados en sus ansias, les calmo, les doy mi estima
sus letras secan sus lágrimas, haciéndome más fuerte en sus certezas
al tenerles presente cada vez que abro los espacios virtuales de silencio.
Y aquí, está revelado, el secreto de tener estos espacos para deleite
de sus ojos y los mios cruzados por la bondades de millares de estrellas
que les erradian sus almas, vertiendo cada uno sus coros desenvueltos
sellando el carácter, volviendo a adquirir uno nuevo, un aplauso, un beso.
(Rosa Torres U.)
Besitos
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