Tenemos derecho a desalentarnos,
a bajar los brazos
en un momento de cansancio y de fatiga,
de desánimo, de problemas, de enfermedad,
de duelo, sufrimiento de cualquier tipo....
Siempre que este estado no dure.
Un vacío puede servir
para recargar las baterías.
Podemos desalentarnos - pero no renunciar.
D.A.
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