Alabado sea
Jesucristo…
¿Cuál nos retrata mejor: el fariseo que se jacta de ser
bueno para que Dios no tenga dudas de él y le canta como cumple sus
obligaciones religiosas, o el publicano que se humilla ante lo sagrado?
Hay cristianos que se acercan al fariseo: creen que Dios
no premia “lo bueno que son”… Nunca el orgullo, la altanería y el narcisismo (y
mucho menos el desprecio por los demás) nos acercarán a Dios.
El publicano de la parábola ni siquiera se anima a mirar
hacia el cielo, y sólo atina a reconocerse pecador. Y Jesús aclara que éste se
vuelve a su casa perdonado, reconciliado con Dios.
La figura del publicano es algo más que “simpática”… es
irremplazable. Necesitamos imitar al publicano: reconocer que somos pecadores,
pedir humildemente perdón y confiar en el amor de Dios, que nunca rechaza un
corazón contrito y humillado.
“El Domingo”
Sasgrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para adorarte y
servirte. La mies es mucha y pocos los obreros para recogerla. Es
Palabra de Dios. Alabado se Jesucristo. Amén. Yo siembro cada día
Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se propague la Fe en
el Sabrado Corazón de Jesús, por eso yo suplico a todos los creyentes y
no creyentes, que pidan al Sagrado Corazón de Jesús, para que no haya
mas guerras ni hambre en el mundo y reine la Paz en todo el Orbe. Así
sea. Detente, el Sagrado Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro López