Alabado sea
Jesucristo…
Jesús es el Hijo de Dios y el universo todo es su
creación, presencia y hogar; pero igual decidió hacerse uno más de nosotros
naciendo en un pobre pesebre al lado de los animales en vez de un palacio.
Siendo el Ser supremo y perfectísimo, decidió nacer pequeño
y limitado en el vientre de María se encarnó por amor a todos los hombres.
Ellos invocaban a los dioses paganos, por eso cuando él reveló quién era y
porque fue enviado entre la gente, no le creyeron. No se había oído nunca de un
Dios que fuese a buscar a los hombres, para recordarnos que habíamos sido
hechos por amor y para amar. Podía acabar con sus enemigos, en cambio enseñaba
a perdonar incluso a quienes querían matarle.
Era un Dios tan bueno, que no había afligido, pobre o
enfermo al cual no se acercara y tratara con suma comprensión. Para todos tenía
palabras de amor y consuelo. Estaba tan enamorado de la humanidad que sufrió
todos los dolores de la Pasión para lavar nuestros pecados.
De este modo, salvó incluso a aquellos que quisieron
crucificarlo. Su Nacimiento y su Resurrección han revolucionado la historia y
son la razón de nuestra esperanza a pesar de todos los males que nos toque
sufrir.
Y en este sentimiento de gratitud y de amor libremente seamos atraídos a este Niño que
nace y muere pobre para llenarnos de la riqueza verdadera: su Presencia, su Paz
y su Perdón. No importan tanto los regalitos, el brindis o la alegría de la
familia si estas no se apoyan en Amor que nos enseña la humildad y la
misericordia de abajarnos a los demás como nos mostró en Belén el Señor y el
Papa Francisco nos quiere inculcar con su ejemplo y palabra. P. Daniel (Bs. As.)
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más
para adorarte y servirte. Hagamos como decía San Agustín:
Señor a Ti solo busco, a Ti solo amo y tuyo quiero ser. Mi
único deseo es conocerte y amarte. (Sol 1,1,). La mies es
mucha y pocos son los obreros para recogerla. Es la
Palabra de Dios. Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo siembro
cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que
se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y
suplico a todos los creyentes y no creyenes, que pidan al
Señor Jesucristo en oración, que no haya más guerras ni
hambre en el Mundo y reine la Paz en todos los rincones del
Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado Corazón de Jesús está
conmigo. Casimiro López