El hombre imaginario Vive en una mansión imaginaria Rodeada de árboles imaginarios A la orilla de un río imaginario.
De los muros que son imaginarios Penden antiguos cuadros imaginarios Irreparables grietas imaginarias Que representan hechos imaginarios Ocurridos en mundos imaginarios En lugares y tiempos imaginarios.
Todas las tardes tardes imaginarias Sube las escaleras imaginarias Y se asoma al balcón imaginario A mirar el paisaje imaginario Que consiste en un valle imaginario Circundado de cerros imaginarios.
Sombras imaginarias Vienen por el camino imaginario Entonando canciones imaginarias A la muerte del sol imaginario.
Y en las noches de luna imaginaria Sueña con la mujer imaginaria Que le brindó su amor imaginario Vuelve a sentir ese mismo dolor Ese mismo placer imaginario Y vuelve a palpitar El corazón del hombre imaginario.