Alabado sea
Jesucristo…
Un economista soñó que Dios lo visitó. Se puso nervioso
al no saber qué decirle a Dios, sin embargo, se acordó que cuando era niño
alguien le dijo que para Dios 1000 años eran como un minuto. Le preguntó a Dios
si esto era cierto y Dios le contestó que sí. El economista le dijo:
— Entonces, en verdad un millón de dólares viene a ser
como un centavo para ti. Dios le contestó que sí. El economista le dijo:
— ¿Qué tal, Dios, si me das un centavo de esos? Dios le
dijo:
— Sí, no hay ningún problema, solo que tienes que esperar
un minuto.
¡Buenos días!
“Llevo todo lo mío conmigo”
Los años
juveniles son para adquirir buenos hábitos. La única diferencia entre el adulto
fracasado y el que ha tenido éxito está en la diferencia de sus hábitos. Los
buenos hábitos son la clave de todo éxito. Por lo tanto capitaliza las auténticas
riquezas que, como todo lo esencial, “son invisibles a los ojos”; y persevera en
el esfuerzo, aun si no ves resultados inmediatos.
“Llevo todo lo mío conmigo”. Así contestó el
filósofo Bías, uno de los Siete Sabios de Grecia, a sus conciudadanos de
Priene, cuando, amenazados por el ejército de Ciro, abandonaron su ciudad. Cada
cual iba cargado con todas sus riquezas y se admiraban al ver que el filósofo
no llevaba nada consigo. Les dio a entender así que las verdaderas riquezas son
las de la sabiduría y de las virtudes adquiridas.
Tú tarea es
formarte, no sólo cuando joven, sino siempre. La formación personal consiste en
asimilar valores, habilidades, virtudes… que te permitan afrontar
victoriosamente la vida en todos sus aspectos. Tu capital de buenos hábitos
será la gran riqueza que nada ni nadie te podrá quitar. Emprende animosamente
este camino de superación y madurez.
Padre Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un
día más para adorarte y servirte. Hagamos como
decía San Agustín: Señor a Ti solo busco, a Ti
solo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte
y amarte. (Sol 1,1,). La mies es mucha y pocos son los
obreros para recogerla. Es la Palabra de Dios.
Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo dibulgo
cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de
que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de
Jesús y suplico a todos los creyentes y no creyentes, que pidan al Señor Jesucristo en oración, que no haya más guerras ni hambre en el Mundo, ni atentados terroristas ó políticos de guante blanco, y reine la Paz, así como el Amor,
en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente,
el Sagrado Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro
López