Iba llorando la Ausencia Con el semblante abatido Cuando se encontró en presencia Del Olvido, Que al ver su faz marchitada, Le dijo con voz turbada: Sin colores, -"Ya no llores niña bella, Ya no llores. Que si tu contraria estrella Te oprime incansable y ruda Yo te prometo mi ayuda Contra tu mal y contra ella".
Oyó la Ausencia llorando La propuesta cariñosa, Y los ojos enjugando Ruborosa, -"Admito desde el momento Buen anciano". Le dijo con dulce acento. "Admito lo que me ofreces Y que en vano
He buscado tantas veces, Yo que triste y sin ventura, La copa de la amargura He apurado hasta las heces".
Desde entonces, Lola bella, Cariñosa y anhelante Vive el Olvido con ella, Siempre amante; Y la Ausencia ya ni gime, Ni doliente Recuerda el mal que la oprime; Que un amor ha concebido Tan ardiente Por el anciano querido, Que si sus penas resiste, Suspira y llora muy triste Cuando la deja el Olvido.