Alabado sea
Jesucristo…
El primer escritor que recogió la actuación y el mensaje
de Jesús lo resumió todo diciendo que Jesús proclamaba la “Buena Noticia de
Dios”. Más tarde, los demás evangelistas emplean el mismo término griego
(euanggelion) y expresan la misma convicción: en el Dios anunciado por Jesús
las gentes encontraban algo “nuevo” y “bueno”.
En el Evangelio de Jesús los creyentes nos encontramos
con un Dios desde el que podemos sentir y vivir la vida como un regalo que
tiene su origen en el misterio último de la realidad que es Amor. Para mí es
bueno no sentirme solo y perdido en la existencia, ni en manos del destino o el
azar. Tengo a Alguien a quien puedo agradecer la vida.
En el Evangelio de Jesús nos encontramos con un Dios que,
a pesar de nuestras torpezas, nos da fuerza para defender nuestra libertad sin
terminar esclavos de cualquier ídolo; para no vivir siempre a medias ni ser
unos “vividores”; para ir aprendiendo formas nuevas y más humanas de trabajar y
de disfrutar, de sufrir y de amar. Para mí es bueno poder contar con la fuerza
de mi pequeña fe en ese Dios.
En el Evangelio de Jesús nos encontramos con un Dios que
despierta nuestra responsabilidad para no desentendernos de los demás. No
podremos hacer grandes cosas, pero sabemos que hemos de contribuir a una vida
más digna y más dichosa para todos pensando sobre todo en los más necesitados e
indefensos. Para mí es bueno creer en un Dios que me pregunta con frecuencia
qué hago por mis hermanos.
En el Evangelio de Jesús nos encontramos con un Dios que
nos ayuda a entrever que el mal, la injusticia y la muerte no tienen la última
palabra. Un día todo lo que aquí no ha podido ser, lo que ha quedado a medias,
nuestros anhelos más grandes y nuestros deseos más íntimos alcanzarán en Dios
su plenitud. A mí me hace bien vivir y esperar mi muerte con esta confianza.
Ciertamente, cada uno de nosotros tiene que decidir cómo
quiere vivir y cómo quiere morir. Cada uno ha de escuchar su propia verdad.
Para mí no es lo mismo creer en Dios que no creer. A mí me hace bien poder
hacer mi recorrido por este mundo sintiéndome acogido, fortalecido, perdonado y
salvado por el Dios revelado en Jesús.
José Antonio Pagola
¡Buenos días!
Las moscas en la miel
Hay tres frentes
que asechan la rectitud moral del hombre: tener más cosas (codicia), disponer
de más poder (orgullo), disfrutar más satisfacciones de los sentidos (sensualidad).
Por ejemplo: comer es necesario, pero comer en exceso es gula. El elemento común
de las tres tentaciones es el egoísmo, el amor desordenado por uno mismo, que
nos lleva al orgullo, a la codicia y a la sensualidad, y nos impide amar de
verdad. Una fábula para aclarar.
De un panal se derramó su deliciosa miel, y
las moscas acudieron ansiosas a devorarla. Y era tan dulce que no podían
dejarla. Pero sus patas se fueron prendiendo en la miel y no pudieron alzar el
vuelo de nuevo. Ya a punto de ahogarse en su tesoro, exclamaron: - ¡Nos
morimos, desgraciadas nosotras, por quererlo tomar todo en un instante de
placer! (Esopo).
A tu alrededor y
dentro de ti mismo hay seducciones que pueden arrastrarte fuera del recto
camino. Jesús te recomienda estar atento, pensar bien lo que haces, tener
control sobre tus apetencias; y además recurrir a la oración para fortalecer tu
decisión de llevar una vida en la presencia de Dios que sea agradable a sus
ojos. Este es el combate del cristiano.
Padre Natalio