Es el otoño de mis primaveras
Celluz Celeste Luz, Venezuela.
La mejor de mis épocas
donde sé alternar el invierno
con el verano, sin morir en sus extremos.
Dejo caer todo lo que ya no me conviene
llevar en mi equipaje y vuelvo a florecer,
en la inmortalidad que atesoro
en ese lugar de nuestras almas
que es pura trascendencia.
Me adentro en el camino sin senderos
que conduce hacía mí misma,
debajo de esa piel de luna
que ha envejecido conmigo.
Eso te he ofrecido,
la plenitud de mi vida
con cabellos teñidos,
pero curtidos de experiencias
ante la luz de un sol palpable
en el calor palpitante de mi verbo
hecho mujer inmensurable,
mujer que mira a sus adentros,
transparente y amante de las tardes.
Mujer hecha bruja, curandera,
ejecutiva, amiga, amante y madre.
Todo en un solo cuerpo;
mujer de ímpetu indomable,
navegante de tus sueños,
raíz de tus manglares,
prendida de tu cuello,
tu hada de bouquet fragante.