Alabado sea
Jesucristo…
Nos hemos introducido ya en el Tiempo de Cuaresma, al que
alguien ha definido muy bien como “un retiro espiritual de 40 días”.
Desde Pequeñas Semillitas, la intención es colaborar para
que todos puedan realizar ese retiro,
esa preparación espiritual, que permita predisponer el alma en las mejores
condiciones para vivir el gran misterio de nuestra fe: La Pasión, Muerte y Resurrección
de Jesús.
Por eso, durante estos días de Cuaresma, en lugar del
artículo de fondo habitual de esta página, vamos a estar cada día reflexionando en
nuestros corazones, llevados de la mano por el Padre Javier Leoz, un sacerdote
español (de Pamplona) de profusa actividad en las letras católicas.
Así pues, la nota central de cada edición hasta llegar a
la Semana Santa, serán reflexiones para cada día nacidas de la inspiración
literaria y espiritual del mencionado sacerdote.
¡Ojalá que sirvan para que
todos transitemos en plenitud espiritual este tiempo que el Señor nos regala antes de vivir la
semana culminante de nuestra fe católica!
¡Buenos días!
Abad Agatón, buen samaritano
Este día que
comienzas te presentará, sin duda, ocasiones de hacer alguna buena acción.
Algunas, sin buscarlas, están ahí a la mano, como esperándote. Pero otras
tienes que programarlas y ponerlas en tu agenda. Unas y otras te entrenan y
mantienen ágil en la actitud de servicio y entrega al prójimo. Una vez un monje
vivió la parábola del buen samaritano.
Cuentan que el abad Agatón, que vivía en el
desierto, una vez fue a la ciudad para vender artesanías de los monjes, y
encontró en la plaza a un forastero que yacía en tierra enfermo, sin que nadie
se preocupara de él. El anciano se quedó con él, tomando una habitación en
alquiler con el precio de los trabajos manuales. El dinero que le quedó lo
gastó en las curaciones del enfermo. Se quedó con él cuatro meses, hasta que el
enfermo estuvo restablecido. Entonces el anciano regresó a su celda en paz.
Ayudar y servir
son dos expresiones concretas de un amor que se brinda generosamente a los
demás. De este olvido de ti mismo, surgirá como por magia, tu propia felicidad
y alegría, tu auténtica realización. Mira, pues, a tu alrededor: cuántos hoy
necesitan de tu palabra, de tu sonrisa, de tu abrazo o simplemente de tu
compañía. ¡Procede ahora mismo, ya!
Padre Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más
para adorarte y servirte. Hagamos como decía San
Agustín: Señor a Ti solo busco, a Ti solo amo y tuyo
quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte. (Sol
1,1,). La mies es mucha y pocos son los obreros para
recogerla. Es la Palabra de Dios. Alabado sea Jesucristo.
Amén. Yo dibulgo cada día Pequeñas Semillitas, con el
vehemente deseo de que se propague la Fe, en el Sagrado
Corazón de Jesús y suplico a todos los creyentes y no
creyenes, que pidan al Señor Jesucristo en oración, que no
haya más guerras ni hambre en el Mundo y reine la Paz en
todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado
Corazón de Jesús está conmigo. Casimiro López