Salgo con mis pinceles a vivir dulces encuentros.
Mirando el color del cielo
¡quiero pintarlo tan bello!
tomo todos los azules y también los rosas viejos.
Un blanco como de espuma para las nubes viajeras
que seguro encontrarán al ser que mi alma espera.
Todos los matices posibles por si la lluvia me moja
y quiero pintar después un arco iris que asoma.
Más abajo busco verdes
¡que la esperanza no pierda!,
y amarillos muy intensos para el árbol que los quiera.
Unos tintes sonrosados para pintar el manzano
que luce con sus frutos al alcance de mi mano.
A los troncos dibujaré con grietas y cortezas,
con su color de caramelos y con aroma a noblezas.
Tonos variados buscaré para pintar a las flores
que como diosas lucen sus más radiantes colores.
Muy engalanadas estarán con sus trajes de brillantes
y con ternura me darán sus perfumes tan fragantes.
El agua que de la fuente brota nívea, pura e inmaculada
quiero pintarla muy blanca cual azucena enamorada.
Al mullido césped lo pinto de un verdecito bien claro
con piedritas de rocío y perlas del cielo pálido.
En él pronto me sentaré a admirar mi creación
y rojos intensos usaré para pintar mi corazón.
Dora Forletti