Ser valiente
No es difícil ser valiente, sentirse valiente,
cuando todas las cosas nos van saliendo bien;
y aún tampoco es difícil sentirse valiente
mientras se está en la lucha.
Es que la lucha templa los aceros del espíritu.
Pero sentirse valiente en la derrota,
eso ya no es tan fácil.
Sentirse con ánimo de seguir adelante
cuando todo se derrumbó, cuando todo
salió mal, cuando todo se complica,
eso es propio solamente
de los verdaderos valientes.
Sentirse con fuerza y ánimo aún
en la propia derrota, eso está reservado
a los hombres auténticos, que han puesto
su confianza en Dios, que de la derrota
más humillante son capaces de hacer surgir
la más espléndida victoria.
No te olvides de que las grandes victorias
pueden estar muy cercanas a las grandes
derrotas; está en ti, en cada uno de nosotros,
y en Dios, el que la derrota se convierta en victoria.