Alabado sea
Jesucristo…
Estás triste. ¿Por qué? Nadie ha notado tu trabajo, tu
éxito, tus esfuerzos. Tienes algo que decir y no te escuchan, no te quieren.
Pide perdón a Dios por tu tristeza, y luego presta atención a los demás. Hazles
preguntas, escúchalos, interésate por sus trabajos, admira sus cualidades,
comprueba sus méritos… y los demás, sin saberlo, te librarán de tu pena y te
ofrecerán la alegría.
¿Por qué no estás contento hoy? No lo sabes. Ofrece al
Señor tu fatiga, cansancio y preocupaciones Y luego sonríe a los demás: a tu
mujer, a tu hermano, al vecino, al compañero, a la portera, al comerciante…
sonríe y tu sonrisa llamará a la alegría que se había alejado.
Eres
hijo de Dios. De un Dios que te ama hasta la Cruz y que nos quiere
alegres. El propio Papa Francisco ha dicho que los cristianos
tenemos que transmitir alegría… la alegría del Evangelio, que es la
Buena Nueva
de ese Dios que nos ama tanto.
“A la sombra de tus alas”
Los salmos son
antiguos cánticos donde vibra el alma del creyente con una gran riqueza de
sentimientos, como asombro, alabanza, contrición, intimidad, dulzura u otros
estados de ánimo. El salmista —por ejemplo— clama a Dios en una situación
angustiosa, usando el tierno símbolo de las alas de un ave maternal para
expresar su amor y confianza en el Señor.
Salmo 17: Guárdame como a las niñas de tus
ojos, a la sombra de tus alas escóndeme de los malvados que me asaltan, del enemigo
mortal que me cerca. Salmo 57: Misericordia, Dios mío, misericordia, que mi
alma se refugia en ti; me refugio a la sombra de tus alas mientras pasa la
calamidad.
Salmo 63: A la sombra de tus alas canto con
júbilo, mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.
Salmo 91: Él te librará de la red del
cazador, de la peste funesta. Te cubrirá con sus plumas, bajo sus alas te
refugiarás, su brazo es escudo y armadura.
El mismo Jesús
usó esta imagen cuando desde el monte de los olivos mirando a sus pies a la
ciudad deicida, lleno de tristeza, exclamó: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a
los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir
a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no
quisiste!”. Tómale gusto a los salmos: te enseñarán a orar a Dios con
sentimientos auténticos.
Padre Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día
más para adorarte y servirte. Hagamos como decía San
Agustín: Señor a Ti solo busco, a Ti solo amo y tuyo
quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte. (Sol
1,1,). La mies es mucha y pocos son los obreros para
recogerla. El Señor dijo: Vengan a mí los que estan cansados y
agobiados, que yo los consolaré Mt 11.28. Es la Palabra de Dios.
Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo dibulgo cada día
Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se
propague la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a
todos los creyentes y no creyentes, que pidan al
Señor Jesucristo en oración, que no haya más guerras ni
hambre en el Mundo, ni atentados terroristas, ni políticos de guante
blanco y reine la Paz, así como el amor, en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro López.