Santa María
Tú, alma pura escogida del océano sagrado,
hija de la oración, sin mancha ni pecado;
la que anduvo caminos sin cubrirse de lodo,
la que dio el sí salvífico, el amor y dio todo
Tu sagrada belleza no hay flor que la iguale
ni perfume en el aire que tu fragancia exhale;
la bendita entre todas y aun así caro precio
fue mirar a tu Hijo tratado con desprecio.
Tu silencio y dolores no descifra la mente,
cómo puedes cuidar y mediar por la gente;
corazón desgarrado al mirar a tu Hijo
y aun así amar la raza que su paso maldijo,
Y si tanta pureza no escapó al sacrificio,
qué será de este mundo de maldad y de vicio;
si Dios Hijo con saña fue clavado a una cruz
sólo merece el cielo quien se abrace a su luz.
Yo te pido perdón por este mundo ingrato
que mancilla tu nombre, tu virtud y recato
y aferrado a placeres duda de tu pureza…
tú… santa y noble María de divina realeza.
Bien lo sé… en mi camino hubo falta de fe,
y absorbida en el mundo muchas veces fallé;
hoy pido tu indulgencia Santa Madre del cielo,
por la ofensa a tu Hijo, por mi necio recelo.
Desdeñé lo perdido sin saber el valor,
mas yo sé que comprendes el tiempo de rencor…
se marchó tan aprisa la edad de la inocencia
que mi vida se ha ido en continua sentencia.
A tus pies Madre Santa, te
porque a veces muy dentro hay carencia de amor;
pero tú que obediente soportaste la afrenta
tómame entre tus manos, mis virtudes aumenta.
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