Alabado sea
Jesucristo…
Repasando un poco el hermoso Evangelio de ayer (el
encuentro de Jesús resucitado con los discípulos de Emaús), y siguiendo a José
E. Galarreta, podemos repasar que los discípulos re-conocieron a Jesús. Jesús
era para ellos un gran desconocido. Creían que le conocían bien. Pero no le
conocían. Le habían echado encima todos los mantos, prejuicios y mitos del
Mesías Davídico, y, debajo de tanto ropaje, Jesús queda irreconocible.
Jesús desaparecía bajo el fardo de innumerables interpretaciones de sabios
Escribas, que no hacían más que proyectar sobre la Escritura sus propios
prejuicios.
Ahora, de pronto, le conocen, le re-conocen, le vuelven a
conocer. Ahora, Jesús mismo les enseña a leer bien. ¡Qué importante!
Aprendieron a leer las Escrituras desde Jesús, no al
revés. Antes leían lo antiguo y vestían con ello a Jesús. Y quedaba fatal, el
vino nuevo enterrado en los pozos de los odres viejos. Ahora interpretan las Escrituras a la luz de Jesús.
Y se iluminan, se entienden, se ve qué viejo es lo viejo, cuántos añadidos
meramente humanos contiene.
Se ponen a la mesa, Jesús parte el pan, y se les abren
los ojos: ¡las inolvidables comidas de Jesús, abiertas a todos, incluso a
ellos, que ya se marchaban, desilusionados! Reconocieron a Jesús en su
situación más personal: La cena con los amigos, y en el signo más
representativo: el pan.
¡Buenos días!
Nuestra necesidad
básica
“Tú ves, oh Jesús, nuestra necesidad. Necesitamos de ti,
y de nadie más. Sólo tú puedes advertir cuán grande es la necesidad que tenemos
de ti en esta hora del mundo. El hambriento se imagina que busca pan, y en
realidad tiene hambre de ti. El sediento cree desear tan sólo tomar agua y en
realidad tiene necesidad y sed de ti. El enfermo se ilusiona con el ansia de la
salud y su mal está en la ausencia de ti”.
Si nuestra más
grande necesidad hubiera sido de dinero, Dios hubiera mandado a un economista.
Si nuestra más grande necesidad hubiera sido de conocimiento, Dios hubiera
mandado a un educador. Si nuestra más grande necesidad hubiera sido de
diversión o entretenimiento, Dios hubiera mandado a un animador o a un artista.
Pero como nuestra mayor necesidad es de
amor y salvación, Dios mandó a su Hijo, que es amor y Salvador. Dios, como un
padre bondadoso, siempre nos da más de lo que necesitamos. Él nos da
bendiciones pero depende de nosotros la manera en que veamos nuestra vida y el
mundo.
“Pan de vida”, “luz del mundo”, “la puerta de las
ovejas”, “el buen pastor”, “la resurrección y la vida”, “la vid verdadera”,
“rey”, “camino, verdad y vida”, son algunos rasgos del perfil de Jesús que nos
descubren su rica personalidad y su misión en la tierra. La lectura meditada
del Evangelio te haga crecer en el conocimiento de las insondables riquezas del
Señor.
Padre Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día
más para adorarte y servirte. Hagamos como decía San
Agustín: Señor a Ti solo busco, a Ti solo amo y tuyo
quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte. (Sol
1,1,). La mies es mucha y pocos son los obreros para
recogerla. El Señor dijo: Vengan a mí los que estan cansados y
agobiados, que yo los consolaré Mt 11.28. Es la Palabra de Dios.
Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo dibulgo cada día
Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se
propague la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a
todos los creyentes y no creyentes, que pidan al
Señor Jesucristo en oración, que no haya más guerras ni
hambre en el Mundo, ni atentados terroristas, ni políticos de guante
blanco y reine la Paz, así como el amor, en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro López.