Alabado sea Jesucristo…
Hay una gran diferencia entre prever una dificultad y preocuparse por ella. Al hacer planes parece razonable prever ciertos obstáculos complicados en el camino.
En la medida en que puedas anticiparte a ellos para estar esperándolos y si das los pasos necesarios como para minimizar su impacto, harás que tus esfuerzos resulten muchísimo más efectivos.
Sin embargo, preocuparse por los problemas que eventualmente podrían aparecer, genera una dinámica completamente diferente. La preocupación te predispone a quedar atrapado por obstáculos que podrían no materializarse jamás.
¿Cuáles son las cosas que tus preocupaciones no te están permitiendo conseguir? Si hay algún aspecto que te preocupa, lleva a cabo las acciones necesarias como para aliviar esa sensación. Luego líbrate de tus preocupaciones y sigue adelante con tus cosas. Siempre que intentas algo ambicioso tienes la posibilidad de fracasar. Pero si no lo intentases, el fracaso no sería sólo una posibilidad, sino una certeza. En lugar de preocuparte por lo que podría suceder ponte en movimiento y utiliza tu energía para lidiar con lo que realmente esta ocurriendo. Esa es la manera de hacer que… las cosas pasen.
¡Buenos días!
Las tres hijas del rey
“La justicia con amor te hace justo, sin amor te hace duro. La bondad con amor te hace amable, sin amor te hace hipócrita. La inteligencia con amor sirve a la justicia, sin amor te hace cruel. La agudeza con amor te hace capaz de adquirir la verdad, sin amor te hace agresivo. La autoridad con amor te hace guía y protector, sin amor te hace déspota.
Un rey tenía tres hijas, y a cada una le pidió una explicación del valor de su amor por él. La mayor dijo que lo quería tanto como el pan; la segunda, tanto como el vino, y la tercera, tanto como la sal... El rey se enojó con su hija menor por haber elegido la sal, y la desterró de su presencia. La hija permaneció desheredada, hasta que un día el cocinero del palacio le dio un valioso consejo... Preparó a su padre una de sus comidas favoritas, pero sin sal, totalmente insípida. Cuando el monarca probó aquel manjar, nada apetecible porque carecía de sal, comprendió que no podía vivir sin la sal, y recibió con gusto a su hija, al entender la profundidad de su amor.
La amistad con amor te hace generoso, sin amor te hace interesado. La alegría con amor te ayuda a ver a Dios en todo, sin amor te hace un bufón. Tus éxitos con amor te hacen crecer, sin amor te hacen orgulloso. La vida con amor, lo es todo, tiene sentido; sin amor, no vale nada” En verdad, el amor es como la sal: da sabor y gusto a la vida.
Padre Natalio