Alabado sea
Jesucristo…
Muy felices hoy estamos regresando luego de una semana de
descanso, y dado que ayer, en Argentina y en algunos otros países, hemos celebrado
el “Día del Amigo”, parece oportuno iniciar esta edición de “Pequeñas
Semillitas” con esta hermosa oración, de cuyo autor no tengo información:
“Señor Jesús, ayúdame a ser amigo de todos,
quiero ser un amigo que espere sin cansarse, que escuche sin fatigas. Que acoja
con cariño, que dé con amor. Quiero ser un amigo incondicional en la necesidad.
Ayúdame, Jesús, a ser esta presencia segura. A la que se pueda acudir cuando se
quiera. Ayúdame a ofrecer amistad conciliadora que produzca el crecimiento de
todos. Ayúdame a irradiar en la amistad tu paz, ¡Oh Jesús! Hazme siempre disponible y acogedor. Que tu
pensamiento no me abandone Jesús. Antes bien que permanezca en tu voluntad para
no quebrantar tu ley de amor. De este modo, Jesús, sin realizar obras
extraordinarias y sin hacerme el importante, que pueda ayudar a otros a
sentirte más cerca de ellos, porque los amas y eres su amigo en mi amistad.
Amén.”
¡Buenos días!
El sendero de las cosas
Lincoln dijo:
“Todavía concibo que se pueda ser ateo mirando la tierra; pero no acabo de
entender que se alcen, de noche, los ojos al cielo y decir que no existe Dios”.
La naturaleza revela y manifiesta la bondad, sabiduría y poder de Dios: tanto
los astros del cielo como la belleza de un rosal hablan al hombre de un Dios
maravilloso creador de cuanto existe.
Señor, ayúdame a encontrarte más cada día por
el sendero de las cosas. Dame ese sentido delicado que permite amar santamente
a todas tus criaturas, comprenderlas y aceptar sus dulces y fuertes lecciones.
Puesto que tú, Verbo de Dios, quisiste hacerte hombre, para parecerme a ti no
tendré que ser menos hombre, sino más y más divinamente hombre. Con la santa
sencillez cristiana, querría pasear mi oración contigo, Señor, por todas las
cosas de este mundo que es tuyo. Y en ellas te encontraré; porque no es
demasiado difícil saber dónde estás; lo imposible es saber dónde no estás.
Entrar en
contacto un poco más prolongado con la naturaleza nos acerca a una verdadera
fuente de sabiduría. Allí surgen emociones y vivencias que nos hacen amar más
la vida, para volver luego a nuestras ocupaciones habituales con nuevas
energías y nuevas ideas. Que sepas aprovechar la fuerza renovadora de la
naturaleza.
Enviado por el P. Natalio