Hoy mientras revisaba los diarios sentí una opresión
en el pecho, una arcada en el vientre, un nudo en la garganta.
Los vi a ellos, arrancando a cuatro hermosas flores de un solo tajo
. Los niños jugaban sobre la playa de Gaza; no llevaban armas,
granadas, pasamontañas ni banderas. Eran flores únicas,
de esa belleza que uno solo encuentra en donde la tierra germina dignidad.
Sus nombres eran: Ahed ( diez años)
Zakkareya (diez años) Mohammed (once años) Ismail ( nueve años).
Ellos brincaban bajo el sol de la mañana, sintiendo
en su rostro la brisa marina, la libertad del viento -tan cercana y tan ajena-.
Corrían de un lado a otro sin tomar parte de la
pesadilla; sonreían porque no solo de llorar se trata esta vida.
Sin embargo llegaron ellos- los que cortan flores- y con
un golpe arrancaron sus tallos, desangraron sus
tersos pétalos, cerraron sus ojos, incineraron su corazón.
¿Qué hizo Ahed? ¿Qué hizo Zakkareya? ¿Qué hizo Mohammed? ¿Qué hizo Ismail?
¿Qué es lo que hacen los niños para tener una muerte tan indigna en manos .
tan cobardes?
Hijos del panadero, no del terrorista, no del asesino, no
del corta-flores. Hijos de una madre que ha quedado vacía mirando hacia el mar.
La muerte cabalga un misil, ya no se puede ver en los ojos del puto
asesino. La muerte enviada por aquellos que robaron el jardín.
Por los que odian la vida. Por los que odian aquello que no se deja comprar.
Las flores silvestres de Palestina se levantan más allá del
muro, flotan más allá del océano que guarda sus lamentos, gritan
en otras lenguas, rezan a otros dioses, sin embargo florecen
como la rebeldía, como la resistencia, como la
indignación y la rabia en los corazones.
Cuatro flores fueron cortadas esta mañana; miles de flores
fueron cortadas ayer, antier, hace un mes, hace diez
años, hace cincuenta años ¿Cuantas flores estaremos
dispuestos a ver morir mañana?.
¿Qué hizo Ahed? ¿Qué hizo Zakkareya?
¿Qué hizo Mohammed? ¿Qué hizo Ismail?.
Solo vi un instante esas flores; el momento en
el que vivían, el momento en el que morían.
Sin saber su lengua quise consolarlos pero ¿que podría decir?
¿Todo estará bien? ¿Dejarán de caer esos misiles?
¿Dejarán de bombardear tu casa? ¿Le regresarán su tierra a tus padres?
¿Dejarán de perseguir y matar a otros niños como ustedes?.
Sin sentirlos nunca quise tocarlos, juntar sus pedazos
y unirlos, soplar vida en sus pulmones deshechos, en
ese corazón destrozado.
Sin ver a su asesino quise asesinarlo, mirando
entre sus ojos su propio vacío.
¿Qué hizo Ahed? ¿Qué hizo Zakkareya? ¿Qué hizo Mohammed?
¿Qué hizo Ismail? ¿Qué hacen las flores sino florecer?.
Escuché a su madre, escuché a su abuela, después escuché
el silencio del mundo. El mundo en donde ya no hay lugar para
las flores, para los niños jugando en una playa, para la vida, para la inocencia, para
la dignidad.
Besitos
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