entre matorrales secos ,
en las colinas de una
vieja casona.
Es el viento de la desdicha
que danza sobre los vidrios
rotos del desamor .
Una casa abandonada,
un frìo piso ,
es el dialogo de esas sabanas
de los desconocidos.
En la mirada de esos gitanos
de las monedas desvanecidas
por el fuego de la angustia .
Es el cruzar de los cuerpos
como la mala jugada
de un juego de ajedrez.
El pequeño villano
del anuncio de un pub
en decadencia
por el ronronear de un gato
de un viejo burdel.
Los ecos de esa actriz
que despierta de un
largo sueño de los cien años ,
junto a un obeso cocinero.
Es la ecuaciòn perfecta del desamor.