Mujer preciosa para el bien nacida, hermosa rosa en edén crecida, si fuera rey te regalaría un trono, si fuera Dios te regalaría un cielo, y si Dios de ese Dios tan grande fuera me arrojara a tus plantas la vida entera.
Amiga mía te quiero conocer, ya que en tus ojos veo algo nuevo que aprender.
Sabemos muy poco el uno del otro, a tus años joven niña, tienes cuerpo pequeño pero corazón grande.
Porque eterno será mi amor que en tí pienso constante y desgraciado como piensa en la gloria el condenado, como piensa en la vida el moribundo.
Colaboración de Víctor Manuel Durán Pérez