Carlos Zahumenszky
Dentro
de aproximadamente 5.000 millones de años, la galaxia en la que
vivimos, la Vía Láctea, chocará con la galaxia de Andrómeda. ¿Qué pasará
entonces? Los seres humanoss aún no hemos podido captar completamente
uno de estos fenómenos cósmicos en directo, pero sí hemos podido examinar sus restos y situación actual.
A
juzgar por el tamaño de las dos galaxias, la opción más probable es que
Andrómeda, que es mucho más grande, devore la Vía Láctea. El proceso ya
ha ocurrido antes. Nuestra propia galaxia, de hecho, devorará dos
galaxias enanas, las nubes de Magallanes, antes de perecer a manos de su
vecina Andrómeda.
No es
la primera simulación que se ha hecho intentando comprender cómo será
ese choque entre galaxias, pero esta en concreto, desarrollada por
científicos del Centro Internacional de Investigación en Radio Astronomía (ICRAR) es una de las que mejor lo explican.
Las observaciones más recientes hechas
con el Hubble sugieren que Andrómeda y la Vía Láctea pasarán una al
lado de la otra (en términos astronómicos) dentro de unos 3.000 millones
de años, para alejarse, volverse a aproximar y colisionar
definitivamente dentro de unos 5.000 millones. El impacto generaría
numerosas nuevas estrellas, y enviaría gases hacia el exterior formando,
muy probablemente, nuevas galaxias satélite.
Finalmente,
se cree que los agujeros negros supermasivos que hay en el centro de
las dos galaxias se combinarían para formar una nueva galaxia elíptica
gigante llamada Lactómeda. La Tierra, si sigue existiendo para ese
entonces, será ya inhabitable debido al aumento de luminosidad y calor
del sol a medida que envejece, así que los seres humanos del futuro
tendrán que buscarse otro lugar desde el que disfrutar del espectáculo.
[vía ICRAR]
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