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Un pequeño tour por Churyumov-Gerasimenco.
Tiempo
atrás, cuando aún no habíamos sido capaces de ver directamente el
aspecto real de un cometa, una de las ideas con mayor popularidad a la
hora de describir su naturaleza, y que podíamos encontrar fácilmente en
los líbros de la época (e incluso en webs actuales), es que se trataban
de "bolas de nueve sucia", un concepto creado en los 50 de siglo pasado por el astrónomo Fred Whipple,
que ciertamente no daba a estos cuerpos celeste mucha entidad, por
científicamente interesantes, como fósiles del Sistema Solar primigenio,
que fueran en realidad.
Sin embargo la llegada de la exploración robótica demostró lo incorrecto de esa suposición. La Giotto sacó a la luz, aunque tenuemente, al Halley, mostrando a pesar de ello que estábamos ante algo más complejo de lo que creíamos, y posteriormente otras, como la Deep Impact demostraron
definitivamente que eran mundos por derecho propio, extremadamente
pequeños pero dotados de una compleja geología, más asteroides con
grandes reservas de materias volátiles que bolas de nieve viajando
alrededor del Sol.
La misión Rosetta está
llevando esta realidad a un nuevo nivel. Aunque su discutible política
de cara al gran público, con la no publicación, al menos por el momento,
de las fotografías de mayor calidad de su cámara OSIRIS, hace que
tengamos que conformarnos con las de la cámara de navegación (NAVECAM),
estas han sido suficientes para cambiar definitivamente nuestra
percepción de los cometas, y verlos como lo que realidad son, mundos en
si mismos, lleno de lugares extraños y fasciantes, con llanuras, valles y
montañas. Así es Churyumov-Gerasimenco,
tremendamente oscuro (más que el carbón), complejo y lleno de detalles.
Hagamos un pequeño viaje por su extraña superficie, visitando los
lugares más curiosos, aquellos que delanta su compleja historia:
Como
una fortaleza en la cima de una montaña, como si fuera un reflejo de la
edad media del continente europea. A su alrededor grandes rocas
descansas sobre la polvorienta superficie.
Agujas rocosas elevandose sobre la llanura.
Una
zona extremamente compleja, con un gran cráter a la izquierda y más
picos esculpidos, dando a la zona un aspecto realmente misterioso.
Una
pequeña meseta que termina en un acantilado, con rocas aisladas que
parecen haber caido desde la parte superior. Era el punto de aterrizaje A
para Philae, finalmente descartado.
Una gran roca solitaria. ¿Que procesos la han llevado hasta esa posición?
Otra roca solitaria en una llanura casi limpia de otros objetos, con su fina sombra pryectándose sobre esta última.
La
actividad se está incrementado, especialmente en el "cuello", el puente
de materia que parece unir las 2 partes del cometa. Una amplia grieta
lo cruza, indicando quizás que pronto veremos un aumento exponencial,
puede que hasta explosiva.
En
defintiva no una bola de nieve, no una nube de restos ni mucho menos un
lugar aburrido. Los cometas, como podemos ver, son lugares fascinantes,
que sufrían una incompresible falta de atención que ahora Rosetta está compensando a marchas forzadas. Y aún quedan las imágenes de OSIRIS y las de Philae desde la superficie. Cuantas maravillas nos quedan por ver.
Una referencia para tener claro el tamaño de este cometa: Churyumov-Gerasimenco sobre la ciudad de Los Angeles.
El
cometa Halley, visto por la sonda europea Giotto en 1986. Aunque con
una calidad muy limitada era la primera vez que distinguíamos detalles
superficiales de uno de estos cuerpos celestes, y donde se podía ya
intuir que era algo más complejo de lo esperado. Viendo a
Churyumov-Gerasimenco, mucho más pequeño, solo podemos imaginar las
maravillas que una sonda como Rosetta podría mostrar en el.
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Tiempo atrás, cuando aún no habíamos side ver directamente el aspecto real de un cometa, una de las ideas con mayor popularidad a la hora de describir su naturaleza, y que podíamos encontrar fácilmente en los líbros de la época (e incluso en webs actuales), es que se trataban de "bolas de nueve sucia", un concepto creado en los 50 de siglo pasado por el astrónomo Fred Whipple, que ciertamente no daba a estos cuerpos celeste mucha entidad, por científicamente interesantes, como fósiles del Sistema Solar primigenio, que fueran en realidad.
Sin embargo la llegada de la exploración robótica demostró lo incorrecto de esa suposición. La Giotto sacó a la luz, aunque tenuemente, al Halley, mostrando a pesar de ello que estábamos ante algo más complejo de lo que creíamos, y posteriormente otras, como la Deep Impact demostraron definitivamente que eran mundos por derecho propio, extremadamente pequeños pero dotados de una compleja geología, más asteroides con grandes reservas de materias volátiles que bolas de nieve viajando alrededor del Sol.
La misión Rosetta está llevando esta realidad a un nuevo nivel. Aunque su discutible política de cara al gran público, con la no publicación, al menos por el momento, de las fotografías de mayor calidad de su cámara OSIRIS, hace que tengamos que conformarnos con las de la cámara de navegación (NAVECAM), estas han sido suficientes para cambiar definitivamente nuestra percepción de los cometas, y verlos como lo que realidad son, mundos en si mismos, lleno de lugares extraños y fasciantes, con llanuras, valles y montañas. Así es Churyumov-Gerasimenco, tremendamente oscuro (más que el carbón), complejo y lleno de detalles. Hagamos un pequeño viaje por su extraña superficie, visitando los lugares más curiosos, aquellos que delanta su compleja historia:
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