Luna grande
Anoche, la luna estaba grande y afectó mis sentidos, pero era tu mirada leyendo mi pensamiento.
Anoche, la luna estaba grande y yo miraba tu sonrisa, acariciaba tu fotografía y una lágrima brotaba de mis ojos.
Anoche, toqué la luna a través de la ventana cuando un rayo de su luz iluminó mi almohada.
Pero eran tus manos, acariciando las mías y el tibio calor que brotaba de ellas.
Me arropaban de los pies a la cabeza; desperté a media noche a mirarte nuevamente y recordé tu nombre.
Entonces, otra lágrima salió de mis ojos.
Quería que entraras nuevamente a mi cuarto.
Pero esta vez, solo te quedaste mirando como si quisieras que durmiera nuevamente para poder entrar en mis sueños.
Anoche, la luna estaba grande pero era tu presencia acogedora de mis sueños que alumbraba mi mirada y me cuidada de la noche oscura.
Ahora, ya no me gusta que amanezca porque siento como te disuelve el envidioso Sol deslumbrador.
Quiero que llegue la noche para mirarte nuevamente y no se, si dormirme, o desvelarme por tu ausencia o contemplarte, cuando la luna arrulle tu nombre y me lance de lo mas alto del cielo tu presencia.
Colaboración de John Eyder
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