Y me hagas compañia
¿Será que esta lluvia repentina, en plena primavera,
de pétalos de rosa con granizos frescos de eucalipto se deba a que,
finalmente, respiras a mi lado?
Y es que veo peces donde antes sólo paisajes deshojados
y huelo aromas dulces donde todo era gris y de siroco,
y siento brazos de ventrílocuo y piernas de papel mojado.
Las mariposas se han vuelto mis mejores aliadas,
son del color de tu pelo y las únicas que conocen el sabor de tu respiración.
A final de cuentas, me conformo con ser el charquito donde se detienen,
algunas tardes, tus cansados chupamirtos
y no hago más nada que esperar a que lleguen
y me cuenten como te ha ido,
que me digan si es que todavía las nubes se detienen para verte sonreír.
Que me describan, lentamente,
cómo es que detrás de tus dientes de azúcar
se esconde una sonrisa que endulza al mundo.
Sólo espero que por fin llegues, sin previo aviso,
en tu lindo disfraz de arco iris para que,
aunque sea un ratito, me hagas compañía.
Colaboración de Silvio R. Velazco
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