LLévame
Llévame contigo donde las olas rompen el grito tempestuoso que viene de otros puertos donde el rumor del viento proyecte las auroras donde seamos libres de proyectar los cuerpos.
Llévame donde mora el amplio firmamento donde no exista el tiempo, más que el aquí y ahora llévame a algún lugar perdido del gentío carente de recuerdos, carente de memoria.
Llévame al escondite que guarece al lucero donde buscan cobijo las nubes y las ondas llévame por paisajes que jamás transitamos adonde nadie imponga que hacer a toda hora.
Llévame por desiertos que nos sean distantes por amplias explanadas que carezcan de sombra por playones inmensos de escondidas vertientes por pasajes ajenos a las demás personas.
Llévame a la montaña dónde anidan las águilas para aprender de ellas como nacer de nuevo llévame a un mar bravío o a un río crepitante para hacer que sus aguas nos laven los recuerdos.
Llévame a cualquier sitio que nos resulte nuevo donde no haya testigos de nuestros pasos viejos.
Llévame donde quieras, más llévame contigo llévame para siempre atada a tu costado nunca sueltes mis manos, jamás pierdas mis sueños llévame al paraíso o llévame al infierno.
Llévame a algún lugar lejano, abandonado donde vivamos pleno el minuto de encuentro a un paraje desierto o a un islote olvidado donde el hecho de amarnos, no resulte un pecado.
Colaboración de Claudia Marcela Amil Feijóo
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