Estoy hambriento ¿sabes? hambriento de tu boca, hambriento de tus labios, hambriento de tus besos y están mis sentimientos como mastines presos hambrientos y rabiosos con una furia loca.
Apenas si te veo y ya tu amor me toca y sálvese el que pueda porque al perder mis sesos ni tú ni yo salimos de nuestro apuro ilesos y no es casual, lo sabes, lo que a ambos nos provoca.
Tal vez por eso deba ceñirme de cadenas, aunque las de tus brazos me sientan bien ahora. No obstante, si prefieres, conservo la mordaza
Porque es voraz el hambre como la de las hienas cuando a besar comienzo tu piel desquiciadora y entonces no respondo, pues soy una amenaza.
Colaboración de Rolando
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