Ese día
Madrugada eterna, tan larga como la distancia que nos separa, En la agradable brisa del viento, percibo tu dulce aliento.
De la luna tomé su reflejo y su destello durmió conmigo, Me regaló toda su luz y así pude soñar contigo.
Les pedí a todas las flores del prado, me regalen sus colores Y retratarte con sus pétalos, en todos mis rincones.
Al mar le pedí sus fuerzas, y a las crestas de las olas su altura Así verme navegar, en tu alma tan cristalina y pura.
A la poesía más hermosa, una estrofa le robé Para ir aprendiendo, cuantas cosas te diré.
De aquellos hermosos pájaros, su vuelo imitaré Y a cada árbol sin follaje, de hojas cubriré.
Cielo y naturaleza te regalaré, entonces decirle a estos dones ¡Qué por siempre te querré!
Pregunto y me pregunto ¿Por qué impostora invadiste mi alma? ¡Si ni en la claridad del día, puedo ver tu corazón!
Cuando despierto, el cantar del alba me anuncia Que otro día ha comenzado.
Y que juntos habremos de aguardar, ese día tan esperado Ese día será... cuando te haya encontrado.
Colaboración de Federico
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