Rebelde criatura
Que en una guerra de pasiones
Entregó su corazón.
Embriagada en el
Santo pecado de un beso
Descubrió el misterio del amor
Abandono sus miedos
Y consintió en amarse.
Se dejó arrastrar
Por las olas del deseo
Y cedió su cuerpo
A la excitante furia del mar.
Despojada de toda inhibición
Amó y fue amada
El a ella, ella a él.
Enlazados sus cuerpos
Perdieron el control
El ambiente se cubrió de besos
Y labios mordidos.
Sus mentes extraviadas
Sus cuerpos unidos,
Cada vez más, mucho mas.
Amantes condenados
Al inefable castigo
De amarse en secreto,
Bajo un firmamento sin estrellas
Y teniendo por testigo
A la discreta luna
Hicieron el amor...
Dibujaron sus cuerpos en el cielo,
Guardaron el momento en sus memorias
Y en el libro de la noche
Escribieron esta historia.
Colaboración de Noemí Mondragón Quintana