Actualmente, hay unos 170 millones de fragmentos de basura espacial de
tamaño superior a un milímetro, según las estimaciones de los expertos,
670.000 de los cuales son mayores de un centímetro y 29.000 de más de 10
centímetros.
(25 Abril, 2013 ESA/El País/CA) Desde el comienzo de la era espacial se
han llevado a cabo unos 5.000 lanzamientos de satélites a la baja órbita
terrestre, hasta los 1.200 kilómetros de altura. De ellos sólo el 7% se
encuentra activo, el resto se ha transformado en basura espacial que
está a punto de saturar las órbitas terrestres bajas, las más
utilizadas.
Imagen arriba: Sistema de captura de un satélite en desuso mediante una red. Crédito: ESA.
Muchos de esos satélites, que requieren de mantener una velocidad
de unos 27 mil kilómetros por hora, han terminado cayendo, al ser
frenados por la atmósfera terrestre que aunque sutil a esas alturas
supone un freno a largo plazo, pero los que operaban en las órbitas más
altas pueden permanecer allí por muchos años.
La falta de previsión de los primeros tiempos ha permitido graves
incidentes que han multiplicado la basura espacial, tal como las
explosiones de más de un doscientos satélites y fases de inyección
orbital de cohetes.
Actualmente, hay unos 170 millones de fragmentos de basura
espacial de tamaño superior a un milímetro, según las estimaciones de
los expertos, 670.000 de los cuales son mayores de un centímetro y
29.000 de más de 10 centímetros. A las altas velocidades que llevan,
incluso los más pequeños suponen un peligro para los satélites
funcionando, ya que su impacto puede afectar a partes vitales del mismo.
Pero cuando tienen ya un tamaño considerable, los efectos son
fácilmente catastróficos. Por ejemplo, recuerdan la colisión en el
espacio del satélite estadounidense Iridium-33 con un satélite ruso
Kosmos, ocurrida el 10 de febrero 2009, que provocó la destrucción de
ambos. El choque que ocurrió a 42 mil kilómetros por hora generó más de
2.000 trozos observables de restos orbitales.
El peligro es constante. La misma Estación Espacial Internacional
(ISS) tiene que maniobrar de vez en cuando para evitar el riesgo de
colisión con un fragmento de basura espacial que podría incluso ser
letal para los astronautas: una perforación en el fuselaje y la
despresurización del campamento orbital supondría una grave emergencia,
en el mejor de los casos.
La basura no está repartida uniformemente, sino que hay algunas
órbitas especialmente sucias: las comprendidas entre 800 y 1.000
kilómetros de altura sobre la superficie terrestre. La concentración
aumenta el riesgo para los satélites que operan a dicha altura, pero
también facilitaría el desarrollo de misiones de retirada de artefactos
viejos o piezas, señalan los expertos.
Aproximadamente 1.000 satélites (sobre todo de
telecomunicaciones, meteorológicos, de navegación, científicos y de
observación de la Tierra) están activos en órbita actualmente. Su
destrucción tendría un coste inmenso. “Pese a que las medidas para
evitar el crecimiento de los desechos en el espacio y las actividades
para la retirada de satélites que no funcionan son técnicamente
exigentes y potencialmente costosas, no hay alternativa para proteger el
espacio como un recurso valioso para nuestra crítica infraestructura de
satélites”, ha explicado Klinkrad.
Actualmente existen normas y recomendaciones sobre los artefactos en órbita y sus lanzadores:
- Permitir el apagado remoto de sus baterías.
- Poner dispositivos de las etapas superiores de los cohetes
lanzadores para favorecer su destrucción rápida por reentrada en la
atmósfera.
- No exigir a los satélites hasta el punto de que puedan fallar y quedar descontrolados.
- Proveer a los artefactos de sistemas que permitan redirigirlos a
las llamadas órbitas cementerios, una vez que hallan terminado su vida
útil, donde no supongan peligro para los equipos activos.
Pero las modelizaciones matemáticas del crecimiento de la basura
espacial demuestra que esto no es suficiente. Aunque se detuvieran los
lanzamientos a esta órbita, las simulaciones indican que la cantidad de
basura espacial continuaría aumentando, debido al efecto cascada de los
impactos. También conocido como 'efecto Kessler', la basura espacial
podría así poner en jaque toda la actividad espacial durante 50 años.
Imagen derecha: Predicción de densidad de la basura espacial en la órbita polar, sin y con medidas de mitigación. Crédito: ESA.
Estudios recientes señalan que dicho efecto podría estabilizarse
eliminando, entre la actualidad y el año 2020, de cinco a 10 desechos
espaciales de gran tamaño.
Ha llegado el momento de empezar a limpiar la basura que pone en
peligro a los satélites en funcionamiento. No basta, con reducir el
ritmo de producción de más basura, sino que hay que pensar en
tecnologías y estrategias para quitarla, advierten los expertos. Se
imaginan a un aparato que suba al espacio, se aproxime a un viejo
satélite apagado y lance una gran red para capturarlo y conducirlo hacia
su destrucción controlada al hacerlo regresar a la atmósfera terrestre.
Se estudian diferentes opciones, pero lo que está claro es que
hay que actuar cuanto antes. “Las medidas para mitigar el problema de la
basura espacial, si los diseñadores de satélites y los operadores de
misión las implementan adecuadamente, pueden cortar el crecimiento de la
población de desechos en órbita. Sin embargo, la retirada activa de
basura es necesaria para revertir el crecimiento de fragmentos”, ha
declarado Heiner Klinkrad, director de la oficina de Basura Espacial de
la Agencia Europea del Espacio (ESA), en la sexta conferencia de este
organismos dedicada al problema. Más de 350 expertos de todo el mundo
han debatido esta semana los problemas de la basura espacial en la
reunión celebrada en el centro de operaciones ESOC, en Darmastadt
(Alemania) y clausurada hoy.
“Hay un amplio y fuerte consenso entre los expertos acerca de la
necesidad de actuar ahora para empezar las actividades de retirada de
basura espacial”, ha sintetizado Klinkrad. “Nuestra comprensión del
creciente problema de la basura espacial se puede comparar con la
necesidad de afrontar el problema del cambio climático en la Tierra hace
20 años”.
La empresa Astrium, el gigante espacial europeo, se ha declarado
“comprometida con el desarrollo de tecnologías apropiadas para mitigar y
solucionar los problemas relacionados con la basura espacial”. Sus
desarrollos están enfocados al blindaje y adaptación de los diseños de
sus vehículos espaciales para reducir su vulnerabilidad respecto a
pequeños desechos y a las últimas fases de misión para evitar que dichos
vehículos se conviertan en basura espacial. Pero además, ha
desarrollado varios conceptos innovadores para las futuras misiones de
limpieza activa.
Pero el problema no se limita a la ingeniería, reconocen los
expertos, sino que suscita también problemas legales y exige acuerdos
internacionales. Por ejemplo, si un satélite que ya no estuviese
operativo constituyese un riesgo para el resto de los artefactos en su
misma órbita y se decidiese enviar una misión para retirarlo ¿habría que
pedir permiso a su propietario? ¿Quién pagaría la operación? Los
expertos concluyen que mientras las tecnologías de retirada de basura
espacial deberían ser genéricas para poder utilizarse con diversos
objetos, habría que concretar acuerdos en cada caso con los propietarios
de los objetos a liquidar.
Comentario: Se conoce que es
necesario y urgente retirar de alrededor de la Tierra el inmenso
enjambre de basura espacial que hay, de desechos de satelites caducados,
de restos de los misiles que se utilizan, depositos de carburantes,
baterias, tornillos, tuercas, restos de colisiones de satelites que
estan polulando por nuestro espacio y que se han fracmentado al
colisionar unos con otros, que si no se retiran llegarán a ser
peligrosos con el tiempo, pues hay ciento de satelites en servicios muy
necesarios para el desarrollo de nuestra vida actual, económica,
cientifica, de comunicaciones, que sin su servicio, quedaria la
industria, los ordenadores y todo paralizado, aparte del peligro de la
ISS si colisiona con ella un trozo de basura, al perforar su blindaje
se produciria su despresurización, ya se ha dado el caso varias veces,
han tenido que subir a otra altura la Estación Espacial, para evitar una
basura espacial que iva a colisionar con ella, por ello es conveniente
que empiecen a retirar esas basuras. Casimiro López