Anónimo
Mírame, por favor mírame,
intenta ver más allá, no soy simple materia,
quizás sí un tanto cobarde
pero eso, querido anónimo, es sólo culpa tuya.
Labios carnosos, labios venenosos
que aún mi exigente paladar no ha probado,
tan incandescente como el mismísimo crepúsculo,
apiádate de mí y de mi alma que sin desearlo
has embelesado.
Seductora bruma, tan apta para deshacerme en ti,
dame tu mano, te llevaré a donde las pesadillas
no son más que una mala escenografía,
a donde la única realidad es el perpetuo éxtasis.
Me escabulliré entre pensamientos ajenos,
teñiré de emoción la indiferencia,
dejaré la puerta abierta
para que cuando admires los árboles arcaicos
mi nombre invada tu memoria.
Ya sé su nombre y también hace poco probé el dulce veneno de sus labios.
Colaboración de Fanny