Se podría
decir que son los arqueólogos del cosmos. Con la ayuda de telescopios
espaciales como Kepler, escrutan nuestra galaxia buscando los objetos
celestes más antiguos para intentar entender cómo se formaron los
planetas. Un equipo internacional de científicos acaba de anunciar un
importante hallazgo arqueológico en la Vía Láctea: han encontrado el
sistema solar más antiguo con planetas de un tamaño parecido a la
Tierra de los que han sido descubiertos hasta ahora. Lo llaman
Kepler-444.
Este
sistema planetario, situado a unos 117 años luz de distancia de la
Tierra, nació hace 11.200 millones de años, cuando el Universo era
bastante joven, pues apenas tenía el 20% de su edad actual.
Alberga,
al menos, cinco mundos con tamaños parecidos al de la Tierra, que
orbitan alrededor de una estrella denominada también Kepler-444. Es un
25% más pequeña que nuestro sol, bastante más fría y muy luminosa. Una
de las más brillantes que ha detectado el telescopio de la NASA Kepler.
Para
realizar este estudio, en el que han participado instituciones de EEUU,
Reino Unido, Dinamarca, Portugal, Australia, Alemania e Italia, usaron
datos recabados por él durante cuatro años. Según los científicos que
han descubierto este antiquísimo sistema, los tamaños de estos cinco
planetas oscilarían entre los de Mercurio y Venus.
Describen
sus características esta semana en la revista Astrophysical Journal, en
un estudio que pone de manifiesto cómo la formación de planetas como
la Tierra en nuestra galaxia, la Vía Láctea, comenzó mucho antes de que
se originara nuestro sistema solar.
Vida en nuestra galaxia
Frente a
los 11.200 millones de años que tiene la estrella Kepler-444, nuestro
sol nació hace 4.500 millones de años, es decir, es casi dos veces y
medio más joven. Kepler-444, aseguran los autores de este estudio,
sería el sistema planetario más antiguo conocido que alberga mundos con
tamaños parecidos al nuestro.
«Este
descubrimiento tiene implicaciones de largo alcance. Ahora sabemos que
planetas del tamaño de la Tierra han ido formándose a lo largo de la
mayor parte de los 13.800 millones de años de historia que tiene el
Universo», explica Tiago Campante, investigador de la Universidad de
Birmingham y autor principal del estudio, en una nota de prensa del
centro británico. Según afirma el estudio, este descubrimiento deja
abierta la posibilidad de que hubiera existido vida antiguamente en
nuestra galaxia.
Los cinco
planetas que han detectado en torno a la estrella Kepler-444, sin
embargo, no podrían albergar vida como la conocemos en la Tierra. Están
tan cerca de ella que apenas tardan diez días en orbitarla, por lo que
los científicos creen que se trata de mundos con temperaturas
infernales, sin agua líquida y con altos niveles de radiación.
Este
sistema se originó mucho antes que el nuestro: «Cuando la Tierra se
formó, los planetas de ese sistema ya eran mas viejos de lo que la
Tierra es en la actualidad. Este descubrimiento podría ayudarnos ahora a
identificar el comienzo de lo que podríamos llamar 'la era de la
formación planetaria'», añade Tiago Campante.
«Éste es
uno de los sistemas más antiguos que hay en nuestra galaxia. Kepler-444
pertenece a la primera generación de estrellas. Este sistema nos dice
que ya había planetas formándose alrededor de estrellas 7.000 millones
de años antes que nuestro sistema solar», señala Steve Kawaler,
investigador de la Universidad del Estado de Iowa y coautor del
estudio.
«Nunca
habíamos visto algo así. El hecho de que se trate de una estrella tan
antigua y con un gran número de planetas pequeños hace que sea un
sistema muy especial», señala Daniel Huber, coautor del estudio e
investigador de la Universidad de Sidney.
Una estrella más fría que nuestro sol
El sistema
solar Kepler-444 se encuentra muy lejos del nuestro, a 117 años luz de
distancia. Según detallan los descubridores de este sistema, han
podido localizarlo gracias a una técnica denominada astrosismología,
que se utiliza desde hace un par de décadas y consiste en estudiar las
oscilaciones o vibraciones que periódicamente se van produciendo en una
estrella. Sería algo así como escuchar las resonancias naturales de un
astro que son causadas por el sonido atrapado en él. Estas
oscilaciones provocan cambios minúsculos o pulsaciones en su brillo,
que permite a los científicos calcular su diámetro, su masa y su edad.
Así,
sostienen que la estrella Kepler-444 es un 25% mas pequeña que nuestro
sol, y «sustancialmente mas fría». Por lo que respecta a los planetas,
los localizan gracias a las variaciones en la intensidad de la luz que
se producen cuando el planeta pasa delante de la estrella. Esa pérdida
de intensidad en la luz que emite la estrella permite a los
astrofísicos calcular el tamaño del planeta.
«Los
sistemas planetarios en torno a estrellas han sido algo común en
nuestra galaxia durante mucho, mucho tiempo», añade Kawaler. Los
científicos aseguran que este descubrimiento les ayudará a conocer mejor
la Vía Láctea. Según subrayan, es ahora cuando están empezando a
vislumbrar la variedad de entornos en nuestra galaxia que han conducido a
la formación de pequeños mundos como el nuestro.