Cuando florecen los almendros, dicen que sus flores blancas son como la nieve pura.
Qué hermosas son las rosas, qué bien huele la violeta, como se visten los lirios que están solos en la floresta.
Cuando amanece, tu cara está llena de dulzura,como la flor del almendro blanca y de solaz premura.
Al llegar la primavera, nacen infinidad de flores y nos llegará el amor hermoso, si estamos en condiciones.
Eres como las flores de altura que no se pueden alcanzar, sin tener esa feliz fortuna.....
La rosa roja es pasión, la blanca es pureza y tú eres como esas flores con sus espinas, princesa.
La flor no nace para ser hermosa, nace para mostrar su beldad, realeza como ninguna.
Las rosas tienen las espinas rotas, para no dañar sin voluntad, las manos del que con amor, las corta.
Que vienen al mundo llena de un aroma embriagador, para expandir su aura y su candor.
Cada flor está esperando que llegue su amor primero, amor con el que se sueña, por ser éste el verdadero.
Cuando florece el almendro anuncia la primavera, en la que nacerán mil flores hasta en la tundra severa.
La rosa amarilla es originaria de Alejandría, que la rocogió un peregrino para traerla a la Andalucia.
La Rosa de Jericó
se llama flor del desierto, llegó rodando a Canaán con sus pies y con
el viento, para refrescar los de Jesús, cansados de caminar para llegar a
las Bodas y hacer un milagro más.
De aquel milagro bastó para el ruego de Humildad, conceder y transformar el agua en vino , prueba de amor paternal.
La flor nace para vivir y al final de sus días, muere para revivir, en otro próximo abril.
La belleza de una flor nos recuerda muy de veras, que la hermosura se va, igual que la primavera.
Nos recordará la flor que lo dicho está en lo cierto; andamos como esas rosas rodando por el desierto, hasta terminar
la vida mientras la brisa nos de el sustento. Cuando llegue la oscura y
dulce noche, si se ha rodado bien, se alcanzarán nuestros sueños...
Autor:
_Casimiro López Cano_