Cual grandeza se levanta en la mañana
miro al horizonte y veo tu alma empañada
de cálidos amaneceres y suaves arrullos
de flores primaverales que abrieron sus pétalos
ante tu inmenso amor.
Miro a mi interior y...
el otoño de tu vida
es el verano de mi alma.
Surgieron atardeceres de suave brisa
en tus labios y cada soplo de viento
se ahogó en tus cálidos besos,
cada gota de ternura cayó a tus pies
apagando con su frescura el calor de
tu interior.
Miro a mi interior y...
el otoño de tu vida
es el verano de mi alma.
Llegó por fin un día, el viento frío,
los arroyos secos y tu mirada buscaba
el amanecer de nuevo; mas tu alma quería
la tranquilidad del cielo, sin saber que
las hojas del arbusto iban cayendo.
Miro de nuevo a mi interior y...
el otoño de tu vida
es el verano de mi alma.
Cuando terminaba la noche
y quedaba todo en calma,
apagas tus ojos y yo encendía tu alma;
de pronto volvieron las mariposas
y las flores a tu jardín
y el otoño de tu vida
fue el verano de mi alma.