|
General: ***El mundo ya no necesita a los viejos***
Elegir otro panel de mensajes |
|
¿El mundo ya no necesita a los viejos?
El
concepto de vejez y las formas de abordarla han sufrido grandes cambios
en los últimos tiempos. Hace apenas menos de un siglo, los viejos eran
integrantes legítimos de cualquier hogar. Se consideraba natural
comprenderlos, honrarlos y quererlos. La respetabilidad de los ancianos
jamás era puesta en duda.
Los
profundos cambios culturales impuestos por el nuevo orden
internacional y la revolución tecnológica, también tuvieron un impacto
sobre la visión tradicional del adulto mayor. Actualmente es como si
nadie quisiera envejecer. Y los ancianos se han vuelto objeto de
rechazo, cuando no de desprecio.
Una cultura para la producción En
la sociedad actual hay una hipervalorización de la productividad. La
eficiencia, la habilidad y la eficacia ocupan el lugar cumbre en la
jerarquía de valores. Si eres capaz de producir más, mejor y en menos
tiempo, tienes el mundo a tus pies. Si, en cambio, no engranas tan
ágilmente en la maquinaria, deberás conformarte con algún lugar
marginal. Al menos eso te hacen creer.
Esto
no aplica solamente para el mundo del trabajo. La familia no ha sido
ajena a la influencia de esa lógica de la producción económica. El
ingreso de la mujer al mundo laboral la ha convertido también en
consumidora autónoma. El tema de cómo pagar las cuentas, para ellos y
para ellas, es un ítem a considerar a la hora de elegir pareja.
Los
hijos se educan como sujetos hiperformados e hiperinformados. No hay
curso en el que no quepan. No hay novedad que ellos no quieran y que sus
padres no estén dispuestos a concederles. Ahora están creciendo casi
sin padres, porque son niños con la agenda ocupada todo el día. Y en los
tiempos libres, la televisión o el internet los amamantan.
Así,
la pareja termina siendo una suerte de “sociedad” para la producción y
el ascenso económico. Y los hijos, unas personitas a las que se debe
mantener ocupadas la mayor parte del tiempo en actividades
“productivas”, básicamente para que no interfieran con la producción de
sus padres.
En
ese esquema mental, un abuelo termina siendo un estorbo. El adulto
mayor no representa la promesa implícita en un niño, ni tampoco el
aporte concreto de un adulto. Es más lento para todo y demanda cuidados
especiales que toman tiempo. El tiempo es oro y casi nadie está
dispuesto a invertirlo en algo que no le reporte alguna utilidad
evidente.
La negación como fórmula Lo
paradójico de todo es que en casi todos los países del mundo la
sociedad está envejeciendo. La tasa de natalidad en muchas partes
bordea el cero y eso indica que en pocas décadas tendremos una gran
mayoría de ancianos en el planeta. Esto también ha dado lugar a un
nuevo conteo en las etapas de la vida. Hace cuatro o cinco décadas, ya
eras un viejo cuando alcanzabas los 40 años. Ahora a los 70 debes
sentirte pleno.
El
deseo de no envejecer se ha vuelto tan fuerte que ya hay toda una
industria de métodos para evitarlo. Al menos aparentemente. Las canas
te las puedes pintar. Las arrugas te las puedes alisar. Cada flacidez
tiene su cirugía y cada señal del tiempo su remedio. Los complementos
vitamínicos te devuelven la energía perdida. El viagra y toda su
parentela te dejan como en los 20. Todo, cualquier cosa, para negar que
la vejez existe y que por más que corras, siempre te alcanza.
El
terror a la vejez se deriva de una realidad que nadie quiere admitir
del todo. Si no sirves, sales del juego. Nadie te quiere ver, nadie
quiere tratar contigo. Más que para darle un manejo razonable a los
problemas de la edad avanzada, los asilos de ancianos (que ahora tienen
muchos nombres eufemísticos) se inventaron para deshacerse
elegantemente de los viejos. Allí pueden entregársele al olvido sin
mayor culpa que atormente.
El
abandono de los viejos les ayuda a muchos a lidiar con la angustia de
la decadencia, de la muerte. Los abuelos se dejan en una institución y
quizás nunca vuelven a visitarlos, mientras ellos entran en una
horrible espera sin esperanza. Otras veces, simplemente los dejan en
una calle o los tratan como un mueble inservible dentro de la casa. No
producen. Son nadie.
Quienes
son víctimas de esas formas de egoísmo no saben de lo que se pierden.
Cuidar de un abuelo te reconcilia con la vida, con los grandes valores
de la humanidad. Te ayudan a entender y a aceptar los ciclos de la
existencia. Te recuerdan que la muerte es una realidad ineludible. Por
eso, tomándoles la mano y diciéndoles que los quieres, te permiten a
sentir el infinito pulso de la vida.
lamenteesmñaravillosa.com
|
|
|
Primer
Anterior
2 a 4 de 4
Siguiente
Último
|
|
De: radio |
Enviado: 17/05/2015 23:27 |
|
|
|
De: Malena |
Enviado: 16/07/2015 05:31 |
Gracias por compartir
Te deseo una linda semana
|
|
|
Primer
Anterior
2 a 4 de 4
Siguiente
Último
|
|
|
|
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados | |
|
|