MIRANDO EL CREPÚSCULO
¿Constan acaso los vientos del tiempo hecho crepúsculo?
¿En que el día se deriva en noche?
¿Qué sentimientos colgados en un segundo
perseveran andantes en la luz de aquellas horas?
Sólo permanece quieto el guiño íntimo del recuerdo,
los sentidos y los estilos, la veracidad penetrante
del resplandor de la alborada en la vista sacudida.
No se puede violentar las cosas en un reemplazo de estrépitos
que un comprometido espíritu filtra en todo el espacio,
y la armonía de los fuegos que se incendiaron abstraídos
sobre tanta distancia, superficie y otero.
¿Acaso mis versos se convierten en mudez lóbrega?
Cualquier tarde se vuelve fábrica de límites de nostalgia
haciendo de las palabras un vacío en la lejanía
allá, donde se juntan el mar, el cielo y la tierra.
Y, así, penetrando con espada doliente en la sangre pura,
se sienten los labios que están en la tierra y el cielo,
ganando el tiempo a la sombre del grito de fuego…
espectro bañado en esa brasa de color y luz…
¡Es el día que se convierte en noche haciendo recordar el amor lejano!!!
¡Ay!!! Mi tiempo sin carne sembrando en crujir taciturno,
agudiza mi añoranza con la dureza de herida y de incendio,
dando forma a la nostalgia como duro recuerdo,
tratando de adivinar que la salud de mi amor vive.
La brisa de las estrellas empieza a dejar sentir su aliento,
e interminable reverdece en mi alma la belleza
que aquella musa de placer mordía mis cielos, mi sangre,
dando cabida a las reverberaciones de mi existencia.
Y, la luna… caminando sonriente con los recuerdos,
alimenta mi amor por las tardes, así, en el tiempo mismo,
en que frente a frente desvelaba mi jadeo,
con color alegre y profundo, encendido y espeso…
Sombra violenta que mis cariños centellear hace,
espíritu lejano que convertirse quiere en cuerpo olvidado,
haces que mi interior se llene de purpúrea presencia,
avisando a mis pensamientos el abismo de tu hermosura.
¡Qué vahído en el tiempo, qué locura infinita!!!
Aquí… sintiendo que esta muerte que calcina,
consume mis esperanzas en que las estrellas silenciosas,
brillarán en los anaqueles de mi sangre haciéndome…
¡Creer que mi amor que era como el día, se convierte en noche!!!
Emilio Glivel P. A.
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