El abrazo es agradable, ahuyenta la soledad, aquieta los miedos, abre la puerta de los sentimientos, fortalece la autoestima, hace más felices los días felices, hace soportables los días insoportables, imparte sentimientos de arraigo, llena los vacíos de la vida, continúa ejerciendo efectos benéficos aún después de la separación. |
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El que abraza está abierto al niño que lleva dentro, necesitado de amor,
seguridad, apoyo cariño y juegos, en tanto se ofrece a las mismas necesidades por
parte de otra persona.
El que abraza no juzga ni culpa pero sabe reconocer que muchos
de nosotros, en nuestra poco amable sociedad, no hemos aprendido
a pedir el apoyo emocional que necesitamos. Si desde la
infancia han escaseado el amor, el apoyo o los juegos tal vez nos sintamos
heridos. Si los vericuetos del crecimiento nos han dejado una autoestima
deficiente, podemos sentirnos indignos de amor, indignos de un abrazo.
Abrazar no es sólo para los solitarios y los doloridos. Da mayor salud al saludable,
más felicidad al feliz; y el más seguro entre nosotros se sentirá aún más seguro. El abrazo es para todos.
Tocar a alguien encierra un poder tremendo. Crea un vínculo entre las personas y rompe
las barreras de una manera que ninguna otra cosa consigue; y todos respondemos a ello.
El roce contiene una energía que produce milagros.
El contacto físico, los abrazos y cogerle la mano a una persona son muy
importantes si deseamos dar y recibir amor. Nos cambia física, mental y
emocionalmente. Si deseamos recibir amor en abundancia esesencial que
establezcamos contacto físico, de esta manera experimentarás la energía del amor encendida por el poder del contacto.
(Kathleen Keating y Adam Jackson )