Las prácticas espirituales me ayudan a profundizar mi fe.
A sí como el ejercicio físico aumenta mi energía y fortalece mi cuerpo, las prácticas espirituales profundizan mi fe y fortifican mi alma. Cualesquiera que sean las experiencias que apoyen mi viaje sagrado: meditación, oración, llevar un diario, lecturas sagradas, adoración y más, me comprometo a mantenerlas.
Mi fe es una expresión activa de lo que sé en lo más profundo de mi corazón. ¡Todo lo que deseo es posible! Ahora ejercito el músculo espiritual que edifica mi fe para confirmar que es cierto. Mi fe es importante para mí, y aprecio la libertad de expresión de la que disfruto ahora. Hoy y todos los días, profundizo mi fe por medio de las prácticas espirituales.
Ahora bien, tener fe es estar seguro de lo que se espera; es estar convencido de lo que no se ve. —Hebreos 11:1
Siempre estoy en evolución hacia una expresión mayor de mi ser divino.
Dios me creó según una imagen divina, con cualidades espirituales tales como amor, paz y bondad. Cuando pienso, hablo y actúo de maneras que reflejan estas cualidades, cumplo con mi potencial divino.
Evolución, por definición, es un proceso gradual de crecimiento. Si siento que no progreso con suficiente rapidez, recuerdo tener paciencia conmigo mismo. Aun cuando sienta que voy hacia atrás, siempre estoy evolucionando. Como una flecha que es jalada hacia atrás en el arco antes de ser lanzada, los errores que cometo y los reveses que sufro me impulsan hacia adelante. Aprendo de mis experiencias y participo conscientemente en mi crecimiento.
Siempre estoy en evolución hacia una expresión mayor de mi ser divino.
Profesemos la verdad en amor y crezcamos en todo en Cristo, que es la cabeza.—Efesios 4:15
En la presencia de Dios, encuentro paz y descanso verdaderos.
Mi mayor fuente de consuelo surge cuando reconozco la presencia omnipotente de Dios. Aquí mismo donde estoy, y dondequiera que vaya, Dios —la fuente de todo poder, conocimiento y bien— está conmigo. No existe lugar donde Dios no esté. Nunca he de pasar por una experiencia solo.
Puede que no siempre esté consciente de esta Presencia. Mas cualquier sentimiento de separación se disipa cuando me dirijo a mi interior y afirmo: En Dios vivo, me muevo y tengo mi ser . Repito estas palabras hasta que la Verdad impregne todo mi ser y me llene de un sentimiento de calidez. Cualquier sentido de separación se disipa. En la presencia de Dios, encuentro paz y descanso verdaderos .
Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos. Ya algunos poetas entre ustedes lo han dicho: “Porque somos linaje suyo”.—Hechos 17:28