A veces, puede que me preocupe o inquiete cuando pienso en lo que está pasando un ser querido, pero sé que gastar mi energía enfocándome en lo negativo no ayuda a mi ser querido ni es saludable para mí.
Encuentro que cuando me preocupo por alguien, lo mejor que puedo hacer es mantener mis pensamientos positivos y optimistas. Oro afirmativamente, sabiendo que mis pensamientos y palabras tienen gran poder.
Al mantener a otros en oración, veo en ellos lo que ellos puede que no vean en sí mismos. Los mantengo en la luz, sabiendo la verdad de que son divinos, llenos de potencial infinito. Afirmo: Eres sano y sagrado. Disfrutas de paz, sabiduría, amor y libertad. Oro con fe, sabiendo que cualquiera que sea el resultado, será para el mayor bien.
Los recuerdo siempre en mis oraciones.—Romanos 1:9
Mi mente está abierta y receptiva a un fluir ilimitado de ideas divinas.
Una vida rica y próspera comienza con ideas ricas y prósperas. Mi mente está abierta y receptiva al fluir ilimitado de las ideas divinas. Pienso con la mente de Dios. Cada aspecto de mi ser está sintonizado a la expresión armoniosa de las ideas divinas.
En vez de ver mi prosperidad como algo que busco en lo externo, tengo presente que su fuente está en el poder creativo en mí. Ser próspero es mi estado natural —fluyendo de adentro hacia afuera. Me entrego completamente a la expresión de nuevas avenidas de inspiración divina que desean expresarse por medio de mí.
No importa lo que esté sucediendo fuera de mí, el fluir divino de abundancia se lleva a cabo por medio de mí ahora como inspiración, creatividad e ingenuidad.
Llevarás a buen término todos tus planes, y en tus caminos brillará la luz.—Job 22:28
La oración de San Francisco nos dice: “Porque es dando que recibimos…” El simple acto de compartir abre mi corazón, creando una conciencia del enlace energético que existe entre esa persona y yo.
Todo lo viviente está vinculado por medio de la totalidad que es el Espíritu. El dióxido de carbono que las plantas necesitan para sobrevivir es creado en mí, mientras que el oxígeno que yo necesito proviene de las plantas.
Hoy miro a mi alrededor y me permito apreciar todas las maneras cómo contribuyo al mundo, y me doy cuenta de todo lo que el mundo me da a cambio. Al dar, tomo parte en el fluir divino de la vida. Mientras más doy, más recibo, y expreso mi divinidad de maneras más amplias.
Los obsequios te allanan el camino y te llevan ante grandes potentados.—Proverbios 18:16