Con una actitud de gratitud, atraigo el bien hacia mí.
Mi inversión
¿En qué estoy invirtiendo mi tiempo, mis sentimientos, mi fortaleza y mi alma hoy día? Comparto los recursos internos del Espíritu en todo lo que pienso, digo y hago.
El expresar mi divinidad interna mejora mi vida en toda forma. Alejándome del mundo y acercándome a Dios, soy rico en ideas divinas para lograr el éxito financiero y para disfrutar de bien mental y corporal.
Sorprendentemente, al no esperar retribución, recibo con más abundancia. Mi actitud de gratitud es un imán que atrae el bien hacia mí. Cada acto de dación me hace estar más consciente de que tengo más para dar. Puedo contribuir a mi bienestar y al bienestar de otros con todo tipo de medios y recursos y de un modo ilimitado.
“Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo, porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.”—Lucas 6:38
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