Puedo llorar un poquito?
Cuando eras chiquita, y llegaba la noche, después de haber jugado todo el día, te sentabas en mi falda y me decías: “¿puedo llorar un ratito?”.
Yo me enojaba, no entendía por qué necesitabas llorar, si nada te faltaba.
O tal vez no era enojo, sino impotencia, siempre nos duele ver que los que queremos están tristes, nos educaron para ser fuertes… pero enojada y todo, te abrazaba y te daba permiso.
Después, la vida me hizo entender…
Las lágrimas que no lloramos, se depositan en el corazón, y van formando una capa que lo endurece, lo paraliza, no lo deja sentir…
Una lágrima, no siempre es signo de dolor, a veces es una pregunta, otras una llamita que se enciende, algo que se quiere decir, una mano buscando otra que le de calor…
Llorar es un acto íntimo, las lágrimas nos lavan por dentro y nos dejan expuestos, y sólo lloramos en el hombro de quien nos quiere, y de los que aprendimos a querer, sólo lloramos delante de alguien en quien confiamos…
Cuánta necesidad tenemos, a veces, de un hombro sobre el cual llorar, y pasamos por el mundo luchando solos, sin contar con la ayuda de alguien que seque nuestras lágrimas.
Si alguna vez tenés que llorar, quiero que sepas que acá está mi hombro… que entendí que no hace falta tener un motivo, que sólo sos una persona, y no tenés que ser fuerte todo el tiempo, podés permitirte ser débil, porque eso demuestra que sos sensible.
No pidas permiso para llorar, llorá si necesitás hacerlo, aunque no sepas por qué…
DESCONOZCO EL AUTOR