Regalos todos ellos diferentes y, ante todo, muy útiles para quienes los reciban en países como Chad, Sudán o Mauritania, y que la ONG Intermón Oxfam sugiere para unas Navidades que pondrán fin a un año en el que la crisis económica se ha hecho notar, y mucho, en las ventas de productos de Comercio Justo.
'Acostumbrados como estábamos a crecimientos anuales que superaban el veinte por ciento, entre 2002 y 2007, vivimos un parón tremendo en los dos últimos años. Una situación coyuntural que, estoy convencido, superaremos', confía Rafael Sanchís, de Intermón Oxfam, con 48 tiendas de Comercio Justo repartidas por España y unas ventas en el último ejercicio que superaron los 7,5 millones de euros, casi el cincuenta por ciento del total.
La crisis 'nos pilló por sorpresa el año pasado', comenta, Mónica Gómez, responsable de Comercio Justo en SETEM y miembro de la junta directiva de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo. Sus previsiones hablan de cerrar el año con un descenso en torno al diez por ciento. Un informe de esta federación de ONG de solidaridad internacional -el último publicado con datos oficiales- concluía que en 2007 las ventas apenas se incrementaron un 4%, hasta los 17,24 millones de euros, frente a crecimientos del 28% que, por ejemplo, se registró en 2005. La previsión, antes de la irrupción de la crisis, era superar ese año los 18 millones.
El mismo estudio aportaba el dato según el cual los españoles gastamos en 2007, en productos de Comercio Justo, una media de 361 euros por cada mil habitantes, muy lejos todavía de los 4.872 de holandeses o de los 2.764 de suizos.
Diálogo y transparencia
El concepto de "comercio justo" apela al 'diálogo, la transparencia y el respeto', a una 'mayor equidad en el comercio internacional' y a la necesidad de contribuir entre todos 'al desarrollo sostenible ofreciendo mejores condiciones en el comercio, garantizando los derechos de los productores y trabajadores marginados, particularmente en el Sur'.
El comprador 'justo' español es mayoritariamente una mujer de entre 30 y 40 años, urbana, con estudios superiores y de clase media o media alta, según relata Rafael Sanchís, de Intermón Oxfam. Mujeres sensibles hacia los temas de salud y medio ambiente, 'a los asuntos sociales en general. Ellas son más sensibles y fieles -recalca- a nuestro mensaje de que cambiar las pautas de compra contribuye al desarrollo de las comunidades pobres'.
Según el mencionado estudio de SETEM, los catalanes son los españoles que más dinero gastan en Comercio Justo, unos 659 euros de media por cada mil habitantes y año, seguidos por los ciudadanos de Baleares (651) y por los madrileños (600 euros).
El 56% por ciento de sus compras son alimentos (café, chocolate, té, azúcar...). Los artículos de artesanía (complementos de moda, adornos para la casa,...) suponen el 38%. El 37% de todos los productos vendidos en España proceden de países de América Latina y el Caribe.
'Los clientes de este tipo de tiendas -argumenta el estudio- repiten casi siempre una vez que han probado sus productos, entre otras razones por su calidad, superior'. 'Decir que son más caros es falso. Si es así en algunos casos lo compensa su calidad', apostilla Javier Fernández, de COPADE.
Un sello, garantía de calidad
El sello Fairtrade-Comercio Justo garantiza su origen y calidad. En 2008 en todo el mundo, informa SETEM, se consumieron productos avalados por este sello por un valor próximo a los tres mil millones de euros, y se beneficiaron de ello más de 1,5 millones de productores y trabajadores en 58 países de América, África y Asia.
'El veintiocho por ciento de la población española conoce ya lo que es y significa el Comercio Justo. Un porcentaje importante pero inferior al de muchos otros países, donde se alcanza hasta el setenta y cinco. De ahí que todavía sea mucho el trabajo de difusión y concienciación que tenemos que realizar', indica Rafael Sanchís, de Intermón Oxfam.
Una iniciativa novedosa de esta ONG para las próximas Navidades, lanzada bajo el eslogan 'Algo más que un regalo', consiste en comprar una tarjeta-regalo personalizada con la imagen del obsequio, a elegir entre veintiséis opciones diferentes y con precios que van desde 12 euros hasta 2.995.
Doce es lo que cuestan ocho gallinas con destino a Mozambique o Mauritania, y casi tres mil el dinero que hay que pagar para construir un depósito de agua en un poblado de Chad. Por dieciocho se pueden regalar seis mosquiteras para Sudán, por treinta tres cerditos a Nicaragua, por setenta y dos se puede regalar un burro a un campesino etíope y 273 es el sueldo de un profesor mozambiqueño.
La misma organización humanitaria comercializa cestas de Navidad con nombres que hablan por sí solos: educación, derechos, coherencia, solidaridad, dignidad y compromiso.