
estamos a pocas horas de culminar un 2008 y comenzar un nuevo año. En estos días muchos nos encontramos pensando, reflexionando, hablando y soñando sobre cómo podría ser nuestra vida “si yo tuviera o si yo pudiera ser o hacer”. Comenzamos por hacer una lista larga de resoluciones, nos decimos en Enero comenzaré una nueva dieta, haré ejercicios, tendré mas tiempo para la familia, para mis hijos, empezaré a ahorrar, a salir de mis deudas, a dejar de fumar, a no beber alcohol, entre otras cosas que nos prometemos. En fin establecemos metas que a la vuelta de 30 días las abandonamos porque somos víctimas de las circunstancias, nos llenamos de excusas y descuidamos lo que es realmente importante. Luego de esto nos echamos a llorar, a gritar de rabia y desilusión porque no alcanzamos nuestras metas y a veces nos enojamos con Dios o pensamos que no es su voluntad.
Dios quiere que usted tenga éxito en todo lo que hace, en lo que emprende en la vida y en las relaciones. ¿Sabía usted que la vida que siempre ha deseado esta al alcance de su mano? Cuando leemos el salmo 1:1-4: “Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos, sino que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella. Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!”
El éxito en la vida no es por casualidad, así mismo si quieres hacer del 2009 el mejor año de tu vida no va a hacer por casualidad, es por causalidad. Tú tienes que provocarlo con tus acciones, no basta con escribir los deseos o las metas. Alguien dijo: “El que le apunta a la nada a nada llega”. ¿A qué le estas apuntando en el 2009? Quizás quieras iniciar un negocio, realizar un viaje en familia, casarte con la persona que amas, tener un hijo, comprar una casa, un automóvil… probablemente ganar mas dinero, como también ser un escritor, un cantante, un líder, un ministro del Señor. Tú eliges lo que quieres alcanzar, y lo puedes lograr si sigues la dirección de Dios, unido al compromiso, la perseverancia y la disciplina que incorporamos en nuestra vida.

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