El bastón y el anciano
El anciano se acercó a la orilla de su playa... esa playa donde dejaba las tristezas y recogía paz...
Ahí la vio; primero pensó que era un ángel... pero era una mujer que lloraba a la orilla del mar
El viejo lobo se acercó y le preguntó:
-¿Qué te pasa, mujer con rostro de ángel?
-Tengo tristeza -ella respondió-, necesito alguien que me apoye, alguien que me sostenga...
El anciano le mostró su bastón tallado y le preguntó:
-¿Quién sostiene a quien? - vio su expresión de duda y continuó - . Mi relación con mi bastón es mutua: él me sostiene sólo si yo lo sostengo con energía... Si quieres sentir que alguien te sostiene, levanta a alguien que esté caído; sentirás el honor del bastón que, sin preguntar, ayuda a caminar al que envejece...
La mujer lo miró y sonrió; su sonrisa alumbró la obscura noche sin luna, como una estrella que se levanta cuando está a punto de amanecer... El viejo lobo la vio alejarse con una carga menos en el alma. Y el se volvió hacia su mar...
(Autor desconocido)
