Hoy sentí la lluvia fina caer
serena sobre mi piel y dormirse
en mi pelo mientras recordé que
ayer, en un día como hoy, yo te
abrace entre mis brazos sedientos
de ti y te regale algo de mi calor,
algo de mi vida.
No importaba la lluvia que pertinaz
caía sobre mi, que se posaba sobre ti en
un día frío y nublado, yo estaba ahí
y tu conmigo, el frío era débil y la lluvia
nada mientras te di mi amor bajo
una fría llovizna.
Y te recordé hoy, precisamente hoy
que ya no estas aquí, ahora que
ya te perdí, sin saber que perdía
tu corazón, que perdía tu amor
que una vez cure mientras de dolor
sangraba bajo un sol abrazador
e inclemente.
Te recordé y mis ojos te buscaron
entre la gente, entre las gotas de
lluvia que empapaban mi pelo, que
congelaban mi corazón moribundo
cauterizando el dolor que hoy
me recuerda a ti.
Sentí la lluvia fría mojar mi piel y
me di cuenta que te buscaba en tantas
que a ti se parecen hoy, buscaba sus
ojos para saber que no eras tu que
volvías para abrir otra herida a mi
alma, atravesando mi corazón.
Mojaba la lluvia mis ojos y escondia
en el frio de su piel la calida lagrima que
baja por mi rostro al recordar que te
has ido, que te perdi por el veneno en
tu corazon, en tu alma, la que una vez
ame en silencio y a la distancia.
Hoy, mientras sentía la lluvia fría
caer sobre mi rostro entristecido,
te recordé, sin hablar, sin mirar.
Adans