Hoy celebramos la Fiesta de San José Obrero, instituída por SS Pio XII en 1955. San José, hombre maravilloso que supo con humildad ser el padre terrenal de Jesús. Qué alegría para nuestro Señor el llegar al Cielo después de la Ascensión, y abrazar allí a José, Su papá carpintero, bueno y felíz de volver a encontrarlo y para siempre. Y que alegría para María, Esposa Virgen de José, encontrarlo para la Fiesta en que Ella fue coronada Reina del Cielo y de la Tierra. José, nuestro gran modelo de trabajo, pureza, silencio, humildad, entrega, obediencia. A él debemos mirar como lirio santo que nos marca el camino.
Dios Padre quiso en una oportunidad invitar a San José a volver a la tierra a realizar un milagro simple pero revelador, para regocijo de los hombres, para reafirmar nuestra fe. Y como no podía ser de otro modo, él volvió como un carpintero, un maravilloso y tierno carpintero.
La historia ocurrió en Estados Unidos hace bastantes años, pero las evidencias del milagro se conservan y testimonian en este material que hoy publicamos. La gente visita el lugar y se sorprende de la maravilla que allí dejó San José, pero mucho más de la ternura de la historia que rodea el milagro.
Veamos en este testimonio del amor de Dios por nosotros la ruta que nos lleva a una vida mas escondida, mas silenciosa, mas humilde. Como la de San Jose, esposo terrenal de la Madre de Dios, padre terrenal de Dios hecho Hombre.
¡San José, ruega por nosotros
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