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General: Finalidad y sentido de la liturgia
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: Nina40  (Mensaje original) Enviado: 08/06/2010 20:54
Autor: P. Antonio Rivero | Fuente: Catholic.net
Finalidad y sentido de la liturgia
Toda la vida litúrgica gira en torno a los sacramentos, y se orienta a traernos de Dios la salvación, la redención, la santificación, aquí y ahora, para toda la Iglesia.
 
¿Para qué sirve la liturgia y cuál es su sentido profundo?

Toda la vida litúrgica gira en torno a los sacramentos, y se orienta, por una parte, a traernos de Dios la salvación, la redención, la santificación, aquí y ahora, para nosotros y para toda la Iglesia; y por otra parte, a rendir culto a Dios, glorificando al Padre por la creación, agradeciendo a Cristo por su redención, y abriéndonos al Espíritu Santo para la santificación de nuestra alma y la efusión de sus dones a toda la Iglesia.

En la carta apostólica del Papa Juan Pablo II con motivo del cuadragésimo aniversario de la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia nos resume así la finalidad de la liturgia: “Los padres conciliares sitúan la liturgia en el horizonte de la historia de la salvación, cuyo fin es la redención humana y la perfecta glorificación de Dios. La redención tiene su preludio en las maravillas que hizo Dios en el Antiguo Testamento, y fue realizada en plenitud por Cristo nuestro Señor, especialmente por medio del misterio pascual de su bienaventurada pasión, de su resurrección de entre los muertos y de su gloriosa ascensión. Con todo, no sólo es necesario anunciar esa redención, sino también actuarla , y es lo que lleva a cabo mediante el sacrificio y los sacramentos, en torno a los cuales gira toda la vida litúrgica” (n. 2).

La liturgia nos permite recibir la salvación de Cristo “aquí y ahora” en cada sacramento y que hoy actualicemos y vivamos lo mismo que ayer vivieron Cristo y la primera Iglesia.


  • En el bautismo vivimos como un nuevo diluvio, que ahoga toda la maldad de los pecados y destruye todo lo malo que hay en nuestra alma. En los niños e infantes, ahoga el pecado original, con el que todos nacemos. Y en los adultos que reciben dicho bautismo, además de quitar el pecado original, también quita los pecados personales cometidos desde que tuvimos uso de razón. En el bautismo Dios nos hace hijos suyos por adopción, nos configura con Cristo profeta, rey y sacerdote, nos hace templos del Espíritu Santo, y herederos del cielo. Por tanto, nos regenera, nos santifica, infunde en nuestra alma las virtudes teologales, las virtudes morales y los dones del Espíritu Santo.

  • En la confirmación, el Espíritu Santo ordena nuestro caos, quema y sopla sobre nosotros, nos embriaga y nos saca de nuestras cobardías, como sucedió en el primer Pentecostés y nos da la fuerza para testimoniar a Cristo, incluso con nuestra sangre. En la confirmación, Dios “nos introduce más profundamente en la filiación divina que nos hace decir “Abbá, Padre, nos une más firmemente a Cristo, aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo, hace más perfecto nuestro vínculo con la Iglesia, nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la fe mediante la palabra y las obras como verdaderos testigos de Cristo, para confesar valientemente el nombre de Cristo y para no sentir jamás vergüenza de la cruz” .

  • En la eucaristía, en la santa misa, celebramos la Nueva Pascua. Esa Pascua celebrada en cada Eucaristía es Sacrificio incruento, renovación del sacrificio redentor de Cristo en la Cruz, es Banquete celestial donde nos ofrece Dios el Cuerpo sacratísimo de su Hijo para que tengamos vida eterna. La Eucaristía termina en misión, para que vayamos a dar testimonio de Cristo resucitado, y podamos partir, repartir y compartir el pan de nuestra caridad y de nuestra fe con nuestros hermanos; y al mismo tiempo estemos dispuestos a morir nosotros mismos sobre el altar de nuestra vida ordinaria, y así resucitar a una vida nueva en Cristo.
  • En la confesión, la sangre de Jesús lava nuestra alma y perdona nuestros pecados, como lo hizo en ese primer Viernes Santo. Y salimos resucitados, restaurados, renovados y santificados, gracias a ese abrazo y perdón de Dios.
  • En la unción de los enfermos, es el mismo Jesús quien se acerca a nosotros, que estamos enfermos, y nos impone las manos, nos unge con el bálsamo de su amor, nos da fuerza para resistir la enfermedad, mantener firme la fe y la esperanza en Dios.

  • En el sacramento del matrimonio, Cristo se hace presente y se vuelve a entregar a la Iglesia con un amor total, indiviso, fiel, a través de los esposos; y ese esposo y esposa son así el reflejo de ese amor de Cristo y su Iglesia.
  • En el sacramento del orden sagrado, Dios elige, consagra a unos hombres de carne y hueso, y los hace sus continuadores, sus “otros Cristos “ que irán por el mundo curando, perdonando, alimentando, animando, predicando, iluminando como lo hizo Cristo. A ese hombre, en el orden sacerdotal, Dios lo configura con Cristo, en cuanto pastor y cabeza de su cuerpo. Cristo sigue actuando hoy a través de cada sacerdote.
  • En la Liturgia de las Horas, no somos nosotros quienes rezamos solos, porque nos gusta o porque nos enfervoriza, sino que es toda la Iglesia quien eleva este cántico de alabanza a Dios, por medio de Cristo; cántico que resuena en las moradas celestiales en el momento en que rezamos la Liturgia de las Horas. Es la voz de la Esposa-Iglesia a su Esposo Jesús.

    Por tanto, es en la liturgia y por la liturgia donde vemos, tocamos, oímos, gustamos en la fe y desde la fe la presencia de Cristo, sus misterios; donde Cristo se acerca a nosotros; y experimentamos su amor, su perdón, su cariño, su enseñanza, su alivio; y donde nos acercamos a Él también, ofreciéndole nuestra vida con sus luces y sombras, nuestro amor y penas; alegrías y proyectos, y sobre todo nuestra alabanza y adoración.

    ¡Qué sublime, pues, es la liturgia! Por eso, debemos vivirla con mucho fervor y conciencia.


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    Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
    De: perladelmar Enviado: 09/06/2010 00:32
    GRACIAS NINA LINDA

    Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
    De: Nina40 Enviado: 21/06/2010 19:31
     

    Pequeño diccionario litúrgico

    Abstinencia: (del latín abstinentia, acción de privarse o abstenerse de algo) Gesto penitencial. Actualmente se pide que los fieles con uso de razón y que no tengan algún impedimento  se abstengan de comer carne, realicen algún tipo de privación voluntaria o hagan una obra caritativa los días viernes, que son llamados días penitenciales.

    Sólo el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo son días de ayuno y abstinencia.

    Anunciación del Señor: Solemnidad que se celebra el 25 de marzo, nueve meses antes del día de Navidad. Se recuerda el anuncio del ángel a María y la Encarnación del Verbo de Dios. Es una fiesta de carácter cristológico y, al mismo tiempo, mariano.

    Ascensión del Señor: Solemnidad litúrgica que se celebra cuarenta días después de Pascua (en día jueves) o, como en Argentina, el domingo siguiente (el séptimo domingo de Pascua). Recuerda el misterio de Cristo resucitado que sube al Padre en cuerpo y alma.

    Ayuno: (del latín ieiunium, ayuno, abstinencia) Privación voluntaria de comida por motivos religiosos. Es una forma de vigilia, un signo que ayuda a tomar conciencia (ej.: el ayuno del Miércoles de Ceniza recuerda el inicio del tiempo penitencial) o que prepara (ej.: el ayuno eucarístico predispone a la recepción que en breve se hará del Cuerpo de Cristo). La Iglesia lo prescribe por el espacio de un día para el Miércoles de Ceniza, con carácter penitencial, y para el Viernes Santo, extensivo al Sábado Santo, con carácter pascual; y por una hora para quienes van a comulgar.

    Candelaria: Nombre que popularmente se da a la fiesta de la Presentación del Señor, que tiene lugar el 2 de febrero (40 días después de Navidad). La Misa de ese día comienza con una procesión con velas (de ahí su nombre) en recuerdo del ingreso del niño Jesús en el Templo.

    Ceniza: (del latín cinis, ceniza) Material proveniente de la combustión de algo por el fuego. Simboliza la muerte, la fragilidad de la vida y también la humildad y la penitencia. Las que se imponen el Miércoles de Ceniza se preparan quemando palmas y olivos benditos el Domingo de Ramos del año anterior.

    Corpus Christi: (en latín: Cuerpo de Cristo) Nombre común con el que se conoce la solemnidad litúrgica del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. Establecida en 1264 por Urbano IV para celebrar la presencia real y, al mismo tiempo, sacramental de Cristo en la Eucaristía. Es común en este día que se realicen procesiones llevando por las calles el Santísimo Sacramento. En algunos países, como Argentina, se celebra el domingo siguiente a la solemnidad de la Santísima Trinidad.

    Cuaresma: (del latín quadragesima, cuadragésima) Tiempo litúrgico penitencial durante el cual la Iglesia se prepara para la celebración gozosa de la Pascua.

    El Tiempo de Cuaresma va desde el Miércoles de Ceniza hasta  la Misa de la Cena del Señor, el Jueves Santo, exclusive. Durante este tiempo no se dice el Aleluya. Queda prohibido, como signo penitencial, adornar con flores el altar, y los instrumentos musicales se permiten sólo para sostener el canto (de estas normas se exceptúan el domingo laetare, las solemnidades y las fiestas). El color litúrgico propio es el morado.

    Cincuentena Pascual: Período de tiempo que media entre el Domingo de Pascua y el de Pentecostés. Tiene un carácter tan festivo que debería celebrarse como si fuera un solo día, un gran domingo. El cirio pascual permanece durante toda la Cincuentena en el presbiterio. La primera semana de este tiempo es la Octava de Pascua.  El color litúrgico propio es el blanco. También se la llama Tiempo pascual.

    Domingo de la Pasión del Señor: Sexto y último domingo de Cuaresma. Ese día comienza la Semana Santa. También se lo llama Domingo de Ramos, o Domingo de Ramos en la Pasión del Señor.

    Jueves Santo: Último día de Cuaresma. En la mañana de este día el obispo, rodeado de su presbiterio, celebra la Misa crismal en donde consagra los santos óleos y en la que el presbiterio renuevan sus promesas sacerdotales. Por la tarde se abre el solemne Triduo Pascual con la Misa de la Cena del Señor donde suele realizarse el lavatorio de los pies; en esta celebración se consagra el pan necesario para la comunión del Viernes de la Pasión del Señor, ya que ese día no se celebrará el sacrificio eucarístico. Luego de la comunión se traslada el Santísimo Sacramento hasta el lugar donde se reserva y es adorado por los fieles hasta la media noche. En este día se conmemora la última cena en la que Cristo, dando muestra de su actitud de humilde servicio, lavó los pies a sus discípulos. En las palabras sobre el pan (“Esto es mi cuerpo entregado”) y el vino (“Este es el cáliz de mi sangre derramada”) la tradición católica ha visto la institución de la Eucaristía y del Orden Sagrado y en el lavatorio de los pies, el signo más claro del mandamiento del amor.

    Miércoles de Ceniza: Miércoles anterior al primer domingo de Cuaresma. Este día, con la imposición de las cenizas, comienzan las prácticas penitenciales del tiempo que prepara a la Pascua.

    Nacimiento de san Juan Bautista: Solemnidad litúrgica que se celebra el 24 de junio.

    Presentación del Señor: Fiesta litúrgica que se celebra el 2 de febrero, cuarenta días después de Navidad, en conmemoración de la presentación del niño Jesús en el Templo de Jerusalén. Esta fiesta es también conocida como la Candelaria, ya que en ese día se suelen bendecir velas que simbolizan a Cristo, la luz del mundo.

    Pascua: (del griego páscha; del hebreo pesaj, paso, tránsito) Tercer día del Triduo Pascual. Solemnidad central del calendario litúrgico que gira en torno a ella. Es la más importante de todas las solemnidades cristianas ya que celebra la Resurrección de Cristo, prefigurada en la Pascua judía (liberación de la dominación egipcia, paso del Mar Rojo). La fiesta de Pascua se prolonga durante una octava solemne y luego durante seis semanas (Cincuentena Pascual) hasta la fiesta de Pentecostés. Hay testimonios de que al menos a mediados del siglo II los cristianos ya celebraban anualmente la fiesta de Pascua. En Asia menor y oriente lo hacían el día 14 de nisán (de acuerdo con el calendario judío); pero en Roma y occidente se prefirió el domingo siguiente a esa fecha (como recuerdo del primer día de la semana en el que los discípulos del Señor tuvieron su experiencia pascual). En el Concilio de Nicea (año 325) se estableció para toda la Iglesia que la Pascua se celebrase el domingo siguiente al plenilunio, después del equinoccio de primavera (del hemisferio norte). Así se hizo hasta el siglo XVI, cuando los orientales, al rechazar el calendario gregoriano, comenzaron a diferir de los occidentales en el día festivo.

    Pentecostés: (del griego pentekostós, quincuagésimo) Solemnidad litúrgica que se celebra cincuenta días después de Pascua recordando la venida del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles (Hech 2, 1 y ss). En este día la Cincuentena Pascual llega a su plenitud y finaliza.

    Los judíos llamaban Pentecostés o fiesta de las semanas a la fiesta de la cosecha agrícola que recordaba también la alianza del Sinaí. En este día se canta la secuencia Veni, sante Spiritus. El color litúrgico propio es el rojo.

    Procesión: (del latín processus, progresión, acción de avanzar) Caminar comunitario de unas personas detrás de otras con sentido religioso. En la liturgia romana de la Misa hay varias procesiones: la procesión de entrada, cuando se dirige al presbiterio el  presidente precedido de los ministros, mientras se entona la antífona o canto de entrada; la procesión del Evangelio, cuando se dirige al ambón quien va a proclamar el Evangelio (a veces acompañado de ministros con cirios e incienso); la procesión de presentación de los dones, cuando se acercan al altar el pan y el vino que serán consagrados; y la más importante, la procesión de la comunión, cuando la comunidad se acerca a recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

    Durante el año litúrgico están señaladas procesiones especiales para la fiesta de la Presentación del Señor, siguiendo a Cristo Luz del mundo; para el Domingo de Pasión, recordando la entrada de Jesús en Jerusalén; el Jueves Santo, acompañando al Santísimo Sacramento hasta el lugar de la reserva; el Viernes Santo, para la adoración de la cruz; en la Vigilia Pascual, detrás del cirio encendido; el día del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (Corpus Christi). También en la celebración del Bautismo y en las Exequias se prevén procesiones dentro del templo. Además suelen hacerse procesiones fuera del templo llevando el Santísimo Sacramento bajo palio o las imágenes de la Virgen María o de los santos en sus fiestas.

    Santísima Trinidad: Solemnidad litúrgica que se celebra el domingo después de Pentecostés.

    Sábado Santo: Segundo día del Triduo Pascual en el que se recuerda a Jesús en el sepulcro. Es un día alitúrgico ya que no se permite celebrar la Eucaristía, ni ninguna otra acción litúrgica, salvo el rezo de la Liturgia de las Horas, hasta la celebración de la Vigilia Pascual. Y la Sagrada Comunión sólo puede llevarse como viático.

    Semana Santa: Última semana del tiempo de Cuaresma, la que prepara inmediatamente y comprende al Triduo Pascual. Comienza el domingo de la Pasión del Señor, o de Ramos, y llega hasta el Sábado Santo.

    Triduo Pascual: Celebración anual de la Pascua, comprende el Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Pascua, siendo la Misa vespertina del Jueves Santo su prólogo o introducción. El Triduo Pascual de la pasión, sepultura y resurrección del Señor es el punto culminante de todo el año litúrgico. Estos tres días se celebran como si fueran uno solo: ni el viernes, ni el sábado se celebra la Eucaristía (son días alitúrgicos) y su cumbre es la Vigilia Pascual.

    Tiempo Ordinario: Período de las 33 o 34 semanas en el curso del año en las cuales se celebra el misterio de Cristo en su plenitud, principalmente los domingos. Es el tiempo de la Iglesia que espera el regreso de su Señor haciendo presente su misterio de salvación. Comienza con la fiesta del Bautismo del Señor y se prolonga hasta el Domingo 34º (fiesta de Jesucristo, Rey del Universo) con la semana que le sigue. Es interrumpido, el Miércoles de Ceniza, para la celebración anual de la Pascua y retomado el lunes después de Pentecostés. El color litúrgico propio de este tiempo es el verde. También se llama tiempo durante el año.

    Vela: (en latín: candela) Candela para uso litúrgico, elaborada con cera de abeja. Cuando se desarrolla una acción litúrgica se encienden velas sobre o en torno del altar. Antiguamente tenían una función práctica: iluminar; hoy sólo sirven para simbolizar a Cristo-Luz del mundo (particularmente cumple esta función el cirio pascual) y significar la fe y la oración de los fieles en presencia del Señor. La piedad popular encuentra en la vela encendida que permanece en el templo, delante del altar, de una imagen de la Virgen María o de algún santo, una continuación simbólica del creyente; ya que el fiel no puede permanecer en oración porque otras ocupaciones lo reclaman, deja una vela encendida que lo representa.

    Vía crucis: (en latín: El camino de la cruz) Ejercicio piadoso que consiste en meditar el camino de la cruz por medio de lecturas bíblicas y  oraciones. Esta meditación se divide en 14 o 15 momentos o estaciones. San Leopoldo de Porto Mauricio dio origen a esta devoción en el siglo XIV en el Coliseo de Roma, pensando en los cristianos que se veían imposibilitados de peregrinar a Tierra Santa para visitar los santos lugares de la pasión y muerte de Jesucristo. Tiene un carácter penitencial y suele rezarse los días viernes, sobre todo en Cuaresma. En muchos templos están expuestos cuadros o bajorrelieves con ilustraciones que ayudan a los fieles a realizar este ejercicio.

    Vía lucis: (en latín: El camino de la luz) Ejercicio piadoso realizado para meditar y celebrar las apariciones del Señor resucitado, especialmente durante la Cincuentena Pascual. Se lo divide en estaciones al modo del Vía crucis.

    Viernes Santo: Primer día del Triduo Pascual consagrado a la proclamación de la  Pasión del Señor y a la adoración de la cruz, en la cual se ofreció definitivamente Cristo para liberar a los hombres de la esclavitud del pecado. Es un día alitúrgico ya que no se celebra la Eucaristía ni ningún otro sacramento, salvo por razones gravísimas. La liturgia de ese día es una celebración de la Palabra seguida de la plegaria universal, la adoración de la cruz y la comunión. El ayuno de este día no tiene sentido penitencial sino de preparación para la celebración de la solemnidad de Pascua de Resurrección.

    Fuente:
    "Diccionario de Liturgia” de Ricardo Pascual Dotro y Gerardo García Helder, A. MI. CO., Bs. As., 2002.


    Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
    De: anasuS Enviado: 22/06/2010 21:30

    Un placer leerte corazon, gracias por estar y compartir en esta tu casita.

    Feliz Miercoles lleno de Paz y Amor.

    Besitos

    " No debemos perder la fe en la humanidad, que es como un océano;

    no se mancha porque algunas de sus gotas estén sucias."

    Mahatma Gandhi

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