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General: ESTRELLAS CALIENTES
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De: perladelmar (Mensaje original) |
Enviado: 14/07/2010 23:00 |
ESTRELLAS CALIENTES
Hoy más que nunca el egoísmo se ha hecho presente en nuestras vidas. El estar tan ocupados por resolver nuestros problemas nos hacen permanecer insensibles ante las dificultades de los otros, de aquí entonces que muchas veces no tengamos tiempo para ocuparnos más que de nosotros mismos olvidando incluso hasta a nuestras propias familias, las cuales son las que nos recuerdan que tenemos un papel primordial en nuestro caminar por esta vida.
Creo que si de algo debemos preocuparnos todos es de saber aprovechar del modo más inteligente y productivo cada momento. Qué triste debe ser darnos cuenta al final del camino, cuando hacemos un recuento de nuestra vida, de que ésta fue estéril, que no dejamos huellas y que sólo quedaron sombras de lo que hicimos. La muerte, a la cual siempre vemos lejana, está por el contrario presta para llamar a nuestra puerta, y si hay algo en este mundo de lo que nadie puede tener certeza ni escapar es precisamente de ese momento. Por eso siempre he creído firmemente en que todos los días debemos trabajar, vivir y disfrutar como si fuera el último.
El mundo actual nos ofrece todo tipo de distractores, los enormes avances científicos y técnicos que ha logrado el hombre durante este siglo hacen que podamos comunicarnos al instante con personas que se encuentran a miles de kilómetros de nosotros. Podemos ver las noticias de otros países del mundo y buscar información de los más remotos lugares a través de la Internet, entre otros ejemplos, pero a su vez, en muchas ocasiones son estas mismas posibilidades las que enajenan nuestra realidad cotidiana sumergiéndonos en un mundo materializado e insensible que no es capaz de dar respuesta a los gritos de quienes son víctimas de las injusticias, la violencia y el desamor.
Hoy más que nunca el egoísmo se ha hecho presente en nuestras vidas.
El estar tan ocupados por resolver nuestros problemas nos hace permanecer insensibles ante las dificultades de los otros, de aquí entonces que muchas veces no tengamos tiempo para ocuparnos más que de nosotros mismos, olvidando incluso hasta a nuestras propias familias, las cuales son las que nos recuerdan que tenemos un papel primordial en nuestro caminar por esta vida.
Siempre recuerdo el ejemplo que un profesor de la universidad nos ponía en relación al drama de Galileo Galilei, el cual es conocido en todo el mundo por sus enormes descubrimientos y sus conflictos entre la fe y la ciencia, pero de quien nunca se supo que para lograr el éxito abandonó a su mujer, María Gamba, cuando le ofrecieron una cátedra en la Universidad de Florencia, y a sus dos hijas, a las que encerró en un convento a la edad de 11 años para poder dedicarse de tiempo completo a las investigaciones que lo harían famoso.
Podríamos preguntarnos si las personas que estaban alrededor de este hombre fueron felices o, como dice José Luis Martín Descalzo sobre el mismo tema: "¿Acaso el genio que sabía todo de las estrellas lejanas y frías no llegó a enterarse que tenía en casa tres estrellas calientes y verdaderísimas? Porque, ¿de qué nos serviría conquistar y descubrir el mundo entero si no amamos y somos amados por las tres o cuatro personas que ’hemos elegido’ para vivir en nuestro lado?".
Hay riquezas que son carísimas y otras que son baratas; las primeras son las que comúnmente se buscan e incluso hay quienes pasan la vida llorando por no poder alcanzar los bienes caros, dejando a un lado la riqueza que está al alcance de la mano y que algunas veces es despreciada.
¿Cuánto vale la sonrisa de un hijo, un buen amigo o un abrazo solidario en momentos difíciles? Hay cosas que en la vida no tienen precio y que en sí mismas valen la propia vida y ni siquiera todo el dinero del mundo bastaría para adquirirlas, entre ellas se encuentra el amor, el cual está a disposición de ricos y pobres, sanos y enfermos, niños y adultos.
No hay que olvidar la sabiduría milenaria que nos recuerda que la felicidad duradera la encuentran solamente aquellos que hacen como los niños, que saben desprenderse de todo y que "viven como si no lo tuvieran" y encuentran en los momentos difíciles la más sublime manifestación y oportunidad de amar.
Ser felices es algo que tendríamos que saber todos los hombres y mujeres de este mundo, puesto que no nacemos felices o infelices sino que lo aprendemos a través de nuestras elecciones y actitudes con las cuales vamos construyendo o destruyendo día a día las posibilidades de lograr este objetivo. No existen recetas mágicas para alcanzar esta dicha.
Es descubrir aquellas manifestaciones que me invitan a actuar y a decidir de una u otra forma. Hay un proverbio ruso que nos recuerda que "el dolor embellece al cangrejo". No cabe duda de que hay dolores que transforman el alma, por lo que debemos valorar las fuerzas y debilidades de nuestra propia naturaleza.
Indudablemente nos ha tocado vivir una época en donde los valores materiales van imponiéndose cada vez con mayor fuerza sobre todo lo demás. Por eso tengo la certeza de que hoy más que nunca es necesario inculcar en nuestras familias y en nuestra sociedad una auténtica escala de valores en donde el "ser" tenga primacía sobre el "tener", porque la vida es corta, y vivirla sólo como medio de placer y diversión para satisfacer nuestros propios egoísmos es la peor tragedia que nos puede acontecer. |
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De: Nina40 |
Enviado: 25/07/2010 20:45 |
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