El Huay Chivo está tan enraizado en el folclor yucateco que en 2003 Bepensa lo incluyó en su módulo en Xmatkuil 

Su aterradora visión puede significar la muerte para quien pise su sombra. Se trata de la cabeza errante que da saltos por las calles del Mayab.

Y es que cuentan que la cabeza perteneció a una bruja que mediante conjuros lograba separarla de su cuerpo para escapar por las noches de su casa, mientras su esposo dormía, y así poder perpetrar sus fechorías.

Antes de salir el sol regresaba a su morada y la cabeza se unía de nuevo al cuerpo, que amanecía reposando en la hamaca.

Nadie sospechaba de ella, hasta que un día el marido despertó en medio de la noche y descubrió la terrible verdad. Aconsejado por un brujo, la noche siguiente, cuando la cabeza de la mujer ya estaba separada del cuerpo, el hombre untó sal a éste, lo que impidió que la cabeza se pudiera unir de nuevo a él.

Desde entonces la cabeza vaga errante por las calles de los pueblos de la región y cuentan que se convierte en sombra... Además, quien la pisa sufre como consecuencia la muerte.

Una de tantas

La de la Gorgona Maya es sólo una de las múltiples leyendas que se cuentan en las comunidades de Yucatán, versión que es replicada en otras regiones del país con pequeñas variantes.

Cuando se acerca el tiempo de recordar a los difuntos cobra especial auge la costumbre de contar ésta y otras leyendas indígenas relacionadas con el más allá, lo sobrenatural, lo desconocido, la muerte...

En la región abundan las historias de este tipo; las hay desde las más conocidas, como la Xtabay, el Enano de Uxmal y los aluxes hasta las diferentes versiones de los "Uay" (palabra que significa brujo): el Uay Chivo y el Uay Perro, entre otros.

El antropólogo Miguel Güémez Pineda manifiesta que la narración de las leyendas es aún una costumbre común en el interior del Estado, pero en la capital yucateca se ha perdido. La celebración de los fieles difuntos, o finados como se le dice en el medio rural, no necesariamente impulsa a contarlas, aunque en algunos ámbitos sí ocurre.

Miguel asegura que las leyendas se narran en cualquier época del año y en estas fechas lo que muchos hacen es hablar de sus familiares difuntos, recordar cómo eran, qué les gustaba o algún hecho relacionado con ellos.

Como investigador reconoce la importancia de preservar las leyendas mayas, de que perdure la tradición oral, aún viva en muchos municipios de Yucatán.

Chivo Brujo

Indica que son numerosas las leyendas que se cuentan, en las que se hace presente toda clase de seres, maleficios, embrujos y hechicerías. La del Chivo Brujo es una de esas historias: dicen que por las noches embiste con sus cuernos a quien se cruza en su camino y afirman que quien ha visto los malignos ojos del animal pierde la razón.

En los tiempos en que el Chivo Brujo comenzaba a hacer de las suyas, la gente acusó a un hechicero de ser el causante del maleficio y lo encarcelaron; pero su alma transmutada en chivo evadía su encierro para continuar atemorizando a los pobladores.

Todo terminó una noche en la que un grupo de valientes salió en busca del animal y lo ultimó con un balazo. En el mismo instante en que el chivo cayó muerto, el brujo se desplomó en su encierro; una herida de bala se encontró en su cuerpo.

Hay otras leyendas relacionadas con animales, los cuales -mitad hombres- siembran el terror entre los pobladores por la maldad que se asoma en sus ojos rojos y su conocido gusto por hacer pedazos a las especies de traspatio, granjas y hasta a algunos humanos.

Gigante

Otra leyenda que forma parte del folclor maya es la del H-Wayak, un gigante que, a decir de los pobladores, gusta de romperle los huesos a sus víctimas. Los humanos son sus presas preferidas y cuando no consigue atraparlos arranca de raíz los árboles y los destroza con sus poderosas manos.

El antropólogo Miguel Güémez indica que varios investigadores del Estado han hecho interesantes recopilaciones de leyendas yucatecas de todo tipo, las cuales con frecuencia son solicitadas por estudiantes.

Al referirse a la celebración del Día de Muertos, expone diferencias sobre cómo se vive en la ciudad y en el medio rural. En el interior del Estado, por ejemplo, se llama "de finados" a la fiesta, "pibes" a los tradicionales guisos y "mesa" al sitio en el que se colocan los alimentos y la ornamentación para los difuntos; en el medio urbano son "Hanal Pixán", "mucbilpollos" y "altar".

Aunado a esto, en la ciudad se suelen colocar flores como amor seco y cempasúchil, y en el medio rural se usan las flores que se tienen en el jardín de la casa.

Un dato curioso relacionado con los pibes, a los que se considera 100% yucatecos, es que el espelón que se usa para prepararlos es originario de África y llegó a América con los españoles.- Iris Ceballos Alvarado