Interpretación del Apocalipsis
(Mensajes de la Santísima Virgen al Padre Gobbi, del Movimiento Sacerdotal Mariano)
Os vendrá la paz
“También en esta Nación, a la que tanto amo, has ido por doquier celebrando Cenáculos con mis Sacerdotes y con muchos de mis hijos.
¡Cuánto amor y cuánta devoción encuentras hacia Mí en todos los caminos del mundo!
La respuesta más generosa a mi materna invitación la dan los pobres, los pequeños, los humildes, los que sufren, los pecadores. De este modo las espinas de mi dolor se transforman en flores y las lágrimas en sonrisas.
Cada día os veo crecer en número y generosidad, y de todas partes me llega, cada vez más grato, el susurro de vuestras plegarias.
¡Cuánto estimo el Rosario, que recitáis a diario, secundando la urgente invitación de vuestra Madre Celeste!
¡Cómo acojo con alegría vuestra respuesta a mi angustiosa llamada a consagraros a mi Corazón Inmaculado, en medio de la gran indiferencia de la mayoría de mis pobres hijos!
Estamos combatiendo juntos, y a diario se unen nuevas fuerzas a mi ejército para la ya anunciada victoria.
De mi Corazón Inmaculado os vendrá la paz.
En el momento en que todo parezca perdido, veréis el extraordinario prodigio de la Mujer vestida del Sol, que se manifestará en toda su potencia.
Las tinieblas se verán vencidas por una Luz que cubrirá todo el mundo; el hielo del odio, por el fuego del amor; la gran rebelión contra Dios, por un retorno universal a su misericordioso amor de Padre.
Sí, hijos míos predilectos, tendréis también que sufrir y algunos de vosotros serán inmolados en mi Corazón Inmaculado; pero los tiempos de la gran prueba se abreviarán por vuestra generosa respuesta.
Más pronto de lo que vosotros mismos podáis pensar, vendrá a vosotros el Reino de amor y de paz de mi Hijo Jesús, a quien sólo se le debe el honor, el poder y la gloria por los siglos de los siglos.”
Comentario:
No es el fin del mundo lo que viene, sino que el mundo, a través de una purificación y gran tribulación, llegará al puerto de la salvación, es decir, al Reino de Dios sobre la tierra, reino de paz y de alegría, similar al Paraíso terrenal, en que Dios habitará con los hombres, especialmente en la presencia eucarística.
No tengamos miedo, porque la Virgen nos cuida, y Ella estará en los momentos difíciles que tengamos que atravesar, puesto que María ha preparado su Corazón Inmaculado para que sea nuestro refugio seguro en los tiempos de la gran prueba.
Tengamos esperanza, porque hoy el demonio quiere a toda costa llevarnos a la desesperación y al desánimo. No le demos el gusto, puesto que estos tiempos bien fueron comparados a los previos a la mujer que está por dar a luz, que primero sufre, pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor. Así también sucederá para esta pobre humanidad, que se acerca al momento del alumbramiento de Cristo en su Segunda Venida, y por eso sufre y gime. Pero su alegría será inmensa cuando haya llegado para ella el Reino de Dios.